Los perros se comunican a través de las posturas corporales y de las vocalizaciones, como los aullidos, los gruñidos, los lloriqueos, etc. De todas ellas, las que utilizan con más frecuencia son los ladridos, cuyo significado cambia según en qué situación se encuentren (atemorizado, aburrido, si saluda a alguien, si quiere algo...).
En todas las situaciones que a continuación se detallan sería normal que el perro ladre. El problema viene cuando los ladridos no tienen fin y peligra la convivencia.
• Protección: los perros ladran si sienten que alguna persona o animal desconocido se acerca mucho a su territorio. En esta situación, además, el animal se muestra agresivo y alerta.
• Temor: es posible que el perro ladre ante objetos o sonidos desconocidos, pero a diferencia del caso anterior, el animal se esconderá o buscará la presencia del propietario.
• Aburrimiento: si el animal pasa muchas horas solo dentro de casa es posible que se aburra y lo exprese ladrando.
• Saludo: a la hora de dar la bienvenida a las personas o a otros animales, los perros ladran y a menudo acompañan sus vocalizaciones con saltos o moviendo la cola alegremente.
• Atención: los perros también suelen ladrar cuando quieren alguna cosa: comida, salir a pasear, jugar, etc.
• Separación por ansiedad: en este caso se trata de un problema un poco más complicado, en el que además de ladrar en exceso el perro muestra otros síntomas como orinar por la casa, destrucción de objetos, depresión, movimientos repetitivos, etc.
¿Qué se puede hacer?
Como en todas las situaciones en las que se debe modificar la conducta del animal, lo más importante es tener mucha paciencia y ser consciente de que no se consiguen resultados de un día para otro, sino que hay que ser constante y firme.
En cuanto empiece a ladrar hay que decirle “stop” con voz firme y calmada. En cuanto se calle, aunque solo sea unos segundos, se le debe dar como recompensa una golosina y felicitarlo con palabras cariñosas. Debe repetirse este proceso hasta conseguir que deje de ladrar. Nunca hay que darle la recompensa cuando ladre, ya que de ese modo el perro entendería que lo está haciendo bien.
Otras soluciones
Si el perro ladra porque está aburrido porque pasa muchas horas solo en casa habrá que cansarlo, ya que un perro agotado por el ejercicio no tendrá muchas ganas de ladrar. Antes de abandonar el hogar el propietario debe sacarlo a dar un largo paseo o jugar con él a la pelota, el frisbee, etc. También se le puede proporcionar juguetes que oculten el alimento para mantenerlo entretenido mientras está en casa.
Si ladra para llamar la atención y se le hace caso en ese momento, la conducta no cesará. Lo que hay que hacer en esa situación es ignorarlo y alejarse de él sin mirarle a los ojos, ni hablarle, ni tocarle. Cuando esté calmado, se le puede recompensar generosamente.
Mantenerlo alejado de todo aquello que lo estimula a ladrar también es otra posible solución. Si le ladra a las palomas, por ejemplo, hay que correr las cortinas para que no vea el exterior o cambiarlo a otra habitación.
Cuándo acudir al veterinario
Es posible que el animal tenga alguna patología que le haga ladrar en exceso. La disfunción cognitiva o un dolor crónico son algunos ejemplos de ello. Por este motivo es una buena idea visitar al veterinario para que descarte la existencia de cualquier problema médico como causa de los ladridos.
La regla de oro
A pesar de que la primera reacción del propietario sea la de gritar más fuerte que el perro, esto no es apropiado, ya que lo único que se conseguirá es estimular más sus ladridos. Por lo tanto, cuando empiece a ladrar lo que hay que hacer es hablarle con calma y firmeza, pero nunca gritar.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org