Cada perro tiene su propio olor, y si bien esto no es un problema para la especie canina, sí que puede resultar incómodo para sus compañeros humanos, acostumbrados al agradable aroma del gel de baño. Al igual que las personas, cada perro desprende un olor característico que para algunos olfatos sensibles puede resultar desagradable.
Los olores corporales que podemos considerar normales en los perros proceden del aceite que produce su piel y que es necesario para el marcaje. También transpiran a través de sus patas y ligeramente por los folículos del pelo, que emiten una sustancia química característica de cada animal. En último lugar encontramos las glándulas de sus oídos, que también huelen. Todos estos olores se pueden mantener a un nivel bajo con una correcta higiene. Sin embargo, algunos olores desagradables pueden deberse a problemas médicos.
¿Qué causa mal olor?
• Infección de oídos: las bacterias que infectan los oídos suelen producir un olor fuerte y desagradable. Por lo general, los perros con las orejas caídas o que tienen muchos pelos en el interior de las mismas son más susceptibles a parecer este tipo de infección.
• Sacos anales: los sacos anales sanos liberan una pequeña cantidad de secreción durante la defecación. Este olor les sirve a los animales para reconocerse entre sí. Algunas veces, no obstante, pueden estar bloqueados de modo que no pueden drenar, se inflaman y causan dolor al perro, además del consiguiente mal olor.
• Infecciones cutáneas: las bacterias y las levaduras pueden infectar la piel de las mascotas de modo que esta desprenda mal olor. Si se mantiene al perro libre de estos molestos microorganismos se podrán evitar además otras condiciones patológicas de la piel como el prurito, pérdida de pelo, etc.
• Mal aliento: la enfermedad dental o unas encías inflamadas pueden producir mal olor. Igualmente puede ser señal de que existe un problema de diabetes o fallo renal.
• Flatulencia: es normal que un perro tenga gases, pero si ocurren con frecuencia hay que llevarlo al veterinario, ya que pueden indicar que tiene un problema intestinal o bien que debe cambiar de dieta.
Consejos para mantener el buen olor
Por lo general no es necesario bañar a los perros con mucha frecuencia, y el veterinario puede indicar cada cuánto tiempo hay que hacerlo. Sin embargo, algo que sí puede hacerse varias veces a la semana, según la longitud del pelo, es cepillarlo para eliminar la suciedad y los pelos muertos. También hay que revisar sus uñas y mantenerlas recortadas y limpias, así como los espacios entre sus dedos.
Es importante después del baño asegurarse de secar completamente la piel del perro, sobre todo si es de una raza con muchos pliegues; el exceso de humedad es un campo excelente para que proliferen las bacterias y los hongos.
Hay que revisar los oídos con frecuencia y controlar el exceso de cera. Su limpieza ayudará a evitar las infecciones y, de paso, el mal olor que provocan.
Las glándulas anales deben mantenerse limpias, por lo que habrá que llevarlo al veterinario para que se encargue de ellas.
La revisión bucal es básica para mantener a raya el mal aliento y evitar otro tipo de patologías. Hay que acostumbrar al cachorro al cepillo y a la pasta de dientes y ofrecerle productos que retrasen la aparición de la placa bacteriana.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org