La lista de alteraciones del comportamiento es muy extensa, pero hay tres que destacan. La agresividad, en cualquiera de sus múltiples facetas, representa el 50% de los casos. Hacer sus necesidades en sitios inadecuados, el 20%. Y las conductas destructivas, aproximadamente el 15% de los casos.
Muchos de estos problemas aparecen, por desconocimiento del comportamiento jerárquico del perro. La mayoría de los propietarios no valoran la necesidad de situar a su mascota, en una posición concreta de la jerarquía familiar.
Dentro de los problemas de agresividad, la relacionada con la dominancia, es el principal. Los perros siempre tienen como referencia a un líder dominante, un individuo con la posición más elevada, al que se subordinan de forma prácticamente lineal, el resto de integrantes del grupo.
Algunos propietarios suponen que esta posición, en el entorno familiar, se gana por continuas interacciones de rivalidad con su perro. Algo así como que para poder dominarlo, hay que "molerle a palos" constantemente. Nada más lejos de la realidad: la posición jerárquica de dominancia se obtiene por respeto, y no por enfrentamientos antagónicos. El perro admite su posición como una manifestación de aceptación.
Ahora bien, cuando una familia se responsabiliza de un perro, debe aplicar un criterio educativo proporcionado, y sobre todo, constante y estable, que tiene cumplirse por todos los integrantes de la familia, sin excepción. El perro, aunque a muchos les pueda parecer extraño, estará más tranquilo y feliz sabiéndose el último del escalafón, que si no tiene claro cual es su lugar, e intenta ingeniárselas para alcanzar posiciones de mayor privilegio.
Si tiene alguna duda en lo referente al comportamiento de su perro, o si cree que la situación se le está escapando de las manos, acuda a su clínica habitual.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org