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Bultos, protuberancias, tumores…

A lo largo de la vida de nuestra mascota, es posible que en alguna parte de su anatomía aparezca un abultamiento que antes no habíamos apreciado. Tumores, abscesos, quistes, hematomas y grandes cicatrices, son los más habituales.

Cuando un propietario encuentra un bulto en su animal, y tras la lógica preocupación que provoca una posible patología, deberá plantearse unas sencillas preguntas: ¿Es la primera vez que lo veo? ¿Hay más en alguna otra parte de su cuerpo? ¿Y desde cuando lo tiene?

Tras revisar todas estas cuestiones, acudiremos de inmediato a nuestro veterinario. En demasiadas ocasiones un pequeño abultamiento no es tomado en suficiente consideración por parte del propietario, lo que empeora problemas de fácil resolución si se tratan a tiempo.

Una vez en la consulta, y tras requerirnos la información necesaria, el veterinario realizará una exploración física completa con el fin de obtener el mayor número de datos posibles.

A continuación, en caso de sospechar que sea un tumor maligno, pueden ser necesarias otras pruebas, como análisis de sangre y orina y radiografías, tanto de la zona del abultamiento como de otras. Estas últimas se hacen para descartar que el problema se haya reproducido en otras partes del cuerpo. También se pueden realizar ecografías, toma de muestras, o resonancias magnéticas.

Con esta batería de pruebas se busca un diagnóstico certero, donde se establece qué tipo de patología puede sufrir nuestra mascota, y qué consecuencias puede acarrear en su vida diaria, así como una orientación clave para la elección del tratamiento a seguir.

En ciertos casos, estas protuberancias pueden llegar a desaparecer por los propios medios del organismo del animal. Esto ocurre principalmente con los hematomas, las reacciones vacunales y algunos abscesos, aunque en la mayoría de ellos es necesario aplicar tratamientos, siendo el más hablitual la cirugía. La extirpación de este tipo de masa suele ser sencilla y efectiva, excepto en caso de tumores malignos.

En estos últimos, debemos tener muy presente que existen distintas valoraciones en lo que se refiere a tiempo de supervivencia y tratamientos a seguir. Dependerá mucho del tipo de tumor, de su extensión, y de los órganos y estructuras que afecte.

Sea cual sea el tipo de abultamiento, protuberancia o masa que aprecie en su mejor amigo, no deje pasar el tiempo y acuda inmediatamente a la clínica.
 

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