El cáncer es una patología que puede tener efectos devastadores sobre la duración y la calidad de vida. Y no solo en las personas, también en nuestros animales de compañía. En los perros, por desgracia, incluso evolucionan más rápido que en los humanos.
Los propietarios de mascotas son conscientes de estas circunstancias. Hay estudios que constatan que, para la mayoría, esta enfermedad supone el principal problema de mortalidad de sus animales.
El cáncer se origina normalmente a partir una serie de cambios o mutaciones genéticas que ocurren a nivel celular. Hay gran variedad de agentes capaces de provocar estos cambios como virus, sustancias químicas, o radiaciones.
Los efectos de muchos de estos factores se van sumando durante toda la vida, hasta que llega un momento en que se produce el daño. Quizás esa sea la explicación por la que muchos de los cánceres aparecen en animales de mediana edad o de edad avanzada.
Aparte de estos agentes causales, también existen factores de riesgo. Entre los más importantes está la edad del animal, pudiendo citar además el sexo, el tamaño y la raza; algunas de ellas tienen mayor predisposición, como el Bóxer, o el Pastor Alemán.
En los perros, los tumores malignos son más frecuentes en la piel, mamas, cavidad oral y huesos. Para sospechar de su existencia, son de interés ciertos signos que nos pueden servir para poder detectarlos. Entre ellos están la aparición de bultos o cicatrices, las úlceras que no cicatrizan, la pérdida de peso y de apetito, o la dificultad al respirar, orinar o defecar.
Pero... ¿qué pasa si se confirma la sospecha? El objetivo será lograr la curación o, como mínimo, la remisión del problema. En el peor de los casos, se pretenderá mejorar la calidad de vida y aumentar el tiempo de supervivencia de nuestra mascota. Para todo ello, el cáncer en animales se trata utilizando cirugía, quimioterapia, o ambas técnicas.
Como en cualquier patología, la detección precoz de la enfermedad favorece su manejo y curación. En el caso del cáncer es básico, porque cuanto más se tarde en diagnosticar, peores serán las opciones de curación o incluso no las habrá. Y en el caso de las mascotas más todavía, porque es muy habitual darnos cuenta cuando el proceso está demasiado avanzado.
Por ello se recomienda que todos los años realicemos un chequeo completo de nuestro animal, y estar pendientes día a día de la posible aparición de esos signos que nos pueden hacer sospechar del problema.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org