Los dientes de nuestras mascotas son objeto de intimidación para sus congéneres y otros seres vivos, un útil de relación y juego, y el único cubierto para proveerse del preciado alimento.
Las piezas dentales de nuestros animales de compañía difieren bastante en forma y función a las de sus queridos propietarios. En general, podemos decir que son blancos o ligeramente amarillentos y de consistencia dura. Hasta aquí todo igual. Pero la gran diferencia radica en el plano inclinado y puntiagudo de los dientes caninos y felinos. Esta singular forma evita la aparición de un mal extendido entre la población humana, como es la caries.
Nuestras mascotas suelen nacer sin dientes visibles, y decimos esto porque en realidad están ocultos bajo las encías. Comienzan a salir a las pocas semanas de edad y se llaman dientes de leche porque son los primeros, nacen durante y tras el periodo de lactación, y porque no son definitivos. Entre los tres y los siete meses de edad caerán, y se verán sustituidos por las piezas dentales definitivas.
Durante el desarrollo dentario, las piezas pueden sufrir distintas alteraciones. Entre las más frecuentes, está la falta de algún diente, o la aparición de más piezas de las habituales. Otro problema bastante frecuente es que alguno o algunos de los dientes de leche no se caigan, y convivan con los dientes permanentes. Este es un problema frecuente en razas pequeñas que se soluciona con la extracción dental de las piezas que se han mantenido.
Para apreciar posibles patologías dentales, debemos revisar los dientes y su entorno, con el fin de localizar o descartar alguno de sus síntomas. Como la halitosis, que es el mal olor que puede desprender la cavidad bucal del animal. Este es uno de los síntomas más habituales de los problemas dentales y de la cavidad oral. Cuando ocurre por causa de una patología dental, suele deberse a la presencia de sarro e infección de las encías. Otro síntoma de los problemas dentales es la inapetencia. Esta falta de apetito suele deberse a la fiebre y al dolor que provocan procesos como infecciones, cuerpos extraños clavados en la boca, o fracturas dentales.
Y finalmente hablaremos de la placa y el sarro. En la boca de nuestras mascotas y de forma habitual, existen bacterias, que ante la presencia de restos de comida y minerales propios de la saliva, dan lugar a la llamada placa bacteriana. Inicialmente se deposita en la zona del diente más próxima a la encía, para después invadir las áreas cercanas. Esta expansión de la placa bacteriana y su correspondiente mineralización dará lugar al sarro. Si el problema persiste, podrá dar como resultado la pérdida de una, varias, o todas las piezas dentales.
Por último, las patologías dentales pueden afectar a otras partes del organismo del animal. El mantenimiento de la salud dental de nuestra mascota, se basará en una alimentación adecuada, limpiezas dentales, y revisiones periódicas.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org