Durante la vida de nuestra mascota, nos veremos en algún momento en la necesidad de darle algún medicamento. Por ello explicaremos la utilización de algunos de ellos y el manejo de nuestro amigo para lograr que acepte la administración de dichos productos. También debemos saber qué hacer ante un desgraciado accidente en los primeros minutos.
Los fármacos pueden estar preparados de diversas maneras como, entre otras, pomadas, gotas, comprimidos o inyectables. Una de las presentaciones más habituales son los que se administran por vía oral, aquellos que se toman por la boca, y que deben ser tragados por el paciente. Esto, que puede en principio parecer sencillo, reviste en realidad variables grados de dificultad.
Tras la visita al veterinario y ya en casa, con el diagnostico concreto y el tratamiento claro, nos encontramos con algunas dudas: ¿sabré darle las pastillas?, ¿querrá comérselas, o preferirá comerse mi mano?
Existen diferentes métodos para que su mascota ingiera el medicamento. En primer lugar, el que algunos denominan “por narices”: se abre la boca del animal, y se introduce la pastilla lo más profundo posible dentro de su boca. Es el método más utilizado, y se debe complementar con el cierre de la boca del animal, tras el lanzamiento de la pastilla. También pueden ayudar a que trague el fármaco unas palmaditas en la barbilla, un masaje en la garganta, o unos golpecitos en la nariz, principalmente en gatos.
Una segunda opción sería introducir el comprimido camuflado con alimentos o porciones de sabrosos manjares para la mascota. Es útil, salvo en los casos en que el animal tiene la innata habilidad de comer el alimento y tirar la pastilla entera.
También podemos desmenuzarla y mezclarla con agua. El producto resultante lo recogeremos con una jeringuilla, y se lo administraremos a presión con la boca cerrada, por la comisura de los labios, una estrategia que suele ser efectiva.
Por último, está el animal que es tan bueno y tan bien educado desde pequeño que, aunque esa pequeña “cosa” que le ofrece su amo le sabe a rayos, se la traga sin rechistar. Sin duda, la mejor opción.
Por otra parte, cuando a nuestra mascota le ocurre un accidente, muchos propietarios no tiene muy claro qué hacer. Existen muchos libros, informaciones más o menos técnicas, en las que se nos indican las mejores formas de aplicar un masaje cardiaco al perro, o qué tipo de manejo debemos realizar con un gato, que acaba de caerse por el balcón. Abundantes y fríos datos, pero... ¿saben ustedes, que es lo mejor que pueden proporcionarle a su mascota, en caso de accidente? Muy sencillo. Tranquilidad y un profesional.
Esto, que se argumenta de forma tan sencilla, en muchas ocasiones se torna en imposible. No siempre que aparece un problema tenemos cerca una clínica. Por ello, sería imprescindible tener anotados en casa y grabados en el móvil, los teléfonos de nuestro veterinario de confianza, y de la clínica de urgencias más próxima. En caso de encontrarnos de viaje, nos preocuparemos por conseguir similar información.
Si tenemos que enfrentarnos a una urgencia, debemos previamente tranquilizarnos, e intentar conseguir lo mismo con nuestro buen amigo. En muchas ocasiones, el dolor que siente el animal hace imposible ayudarle. Una persona herida, colabora más o menos con las indicaciones de los que intentan socorrerle. El perro accidentado, puede llegar a morder a su dueño. Un animal herido "no entiende" lo que le está pasando, y puede colaborar más bien poco.
Inmediatamente nos centraremos en el animal, le hablaremos de forma pausada, tranquila, y valoraremos su estado: respira, está consciente, sangra, dónde tiene las heridas, ver si puede tener algo roto, si se mantiene en pie.
Si el animal se deja manejar, aplicaremos el sentido común: presionaremos una herida que tiene una gran hemorragia, no moveremos una extremidad que está claramente rota, no probaremos a extraer cuerpos extraños clavados. Hay que intentar paliar lo más grave, con el menor número de actuaciones y movimientos.
Como norma general y como resumen debemos intentar mantener al animal tal y como lo encontramos, trasladarlo sin movimientos bruscos, y no intentar "colocar" ni "quitar" nada. Póngase en contacto telefónico inmediato con su veterinario o con una clínica de urgencias. El profesional les indicará qué deben hacer; él será sus manos, y ustedes sus ojos.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org