A lo largo del año cualquier familia se encuentra con múltiples posibilidades vacacionales: fines de semana, vacaciones, puentes. Pero cuando esa familia tiene una mascota, surgen las dudas...¿nos la llevamos? ¿habrá un hotel que admitan animales? ¿o mejor mandarlo a una residencia ?
Lo recomendable es llevarnos nuestro animal siempre que podamos, ya que en vacaciones podremos compartir con él más horas de paseo, juego y esparcimiento. El problema es que poder disfrutar de unas vacaciones en compañía de nuestra mascota en España es todavía complicado.
Encontrar plazas hoteleras para ellas sigue sin ser tarea fácil. Actualmente sólo el 22% de los hoteles españoles las admiten, siendo Cataluña la Comunidad con más oferta de este tipo. A pesar que esta va aumentando, destaca la importante diferencia entre España y otros países europeos, donde casi la totalidad de los hoteles los admiten.
Cuando no encontramos un hotel hay otras posibilidades, como casas rurales o apartamentos de alquiler. Si no, siempre queda el recurso a las residencias para mascotas. Son una solución aceptable, y además podemos buscar una que esté en nuestro destino de vacaciones, y no sólo pensar en el lugar donde vivimos.
Previamente conviene visitarlas, para valorar sus instalaciones y para que nuestro buen amigo, pueda tomar contacto con su particular alojamiento.
Otra cuestión es la forma de desplazarnos. Si no disponemos de vehículo propio, las opciones son escasas. Pocas empresas de transporte tienen un servicio específico para animales de compañía. En autobús suelen ofrecernos el lugar donde van las maletas. Y en el tren, imagínense si al perro le da por no parar de ladrar.
Sea cual sea su caso, consulte antes en su clínica si el animal necesita un tratamiento preventivo, por las características de la zona a la que nos dirigimos. Especialmente en los viajes a otros países, hay que averiguar los requisitos concretos que allí nos van a exigir, pues los hay con condiciones particulares, incluso dentro de la propia Unión Europea. Además hay que tramitarlos con cierta antelación, pues en algunos casos esto lleva su tiempo.
Al llegar al destino, debemos localizar una clínica veterinaria con servicio de urgencias; cuando estas ocurren, es fundamental la rapidez con que se preste la asistencia.
En el caso concreto del viaje en coche, previamente conviene consultar con un profesional, entre otras cosas, si es necesario administrar algún fármaco para que nuestro buen amigo tenga un viaje tranquilo. Determinados animales, muy nerviosos o no acostumbrados a los trayectos en automóvil, pueden necesitar la ayuda de un medicamento para viajar de forma relajada. Eso sí, jamás administre nada por su cuenta, sin consultar con su veterinario.
Al margen de esto, siempre debemos ser precavidos, evitando la ingestión de alimentos y agua al menos en las dos horas anteriores a la salida. Con esta simple medida conseguiremos que el aparato digestivo del animal se encuentre vacío, y que se reduzca la posibilidad de los temidos vómitos.
Una vez en el vehículo debemos tener muy presente que el animal no puede molestar a ninguno de los pasajeros, y mucho menos al conductor. Para ello existen rejillas que separan el maletero del compartimento de los pasajeros, cinturones de seguridad específicos para animales de compañía, y cómodos transportines de viaje. Use cualquiera de estas posibilidades, y no sólo para evitar una multa, sino por su propia seguridad.
Si utilizamos el aire acondicionado, nos aseguraremos que el chorro de aire no dé directamente al animal. Si el sol es fuerte, evitaremos que sufra de forma directa los efectos de los rayos solares a través de los cristales, para evitar sus efectos adversos.
Cuando llevemos un par de horas de viaje debemos detenernos, por el animal y por nosotros mismos. Antes de salir del vehículo nos aseguraremos que tiene su collar y correa, o que va dentro de su transportín. Algo tan obvio resulta en la práctica un error que se comete con cierta frecuencia; en demasiados casos se han perdido animales en gasolineras y áreas de servicio, por no llevarlos adecuadamente controlados.
En esta parada aprovecharemos para que el animal dé un corto paseo, haga sus necesidades, y tome un poco de agua. No hace falta que le demos comida hasta que lleguemos a destino, y lo mejor es que esperemos todavía una o dos horas más, antes de dejar que el animal coma alimento sólido.
Si tiene presentes estos sencillos consejos, será más fácil que pueda disfrutar sin sobresaltos del viaje en coche, y de unos días de merecido descanso.
Por último, tenga en cuenta que muchas ciudades tienen normativa propia en materia de animales de compañía. Intente conocerlas por respeto a la población que le acoge, y para evitar tener problemas por simple desconocimiento. Así podrá saber por ejemplo si se puede circular con el perro por la playa, o si existen zonas especialmente habilitadas para su esparcimiento.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org