La esterilización es una de las intervenciones quirúrgicas más frecuentes en la clínica diaria. Cuando se adquiere una mascota, el propietario debe plantearse durante los primeros días la opción de permitir o no la reproducción del animal, para actuar en consecuencia.
Antes de pasar por quirófano para realizar una esterilización, las atenciones que hay que tomar serán las mismas que para cualquier otra cirugía:
• Exploración completa previa del animal.
• Ayuno anterior a la cirugía.
El objetivo de estas medidas es asegurarse de que el animal entra a quirófano en las mejores condiciones, para minimizar los riesgos. Todas las indicaciones necesarias, anteriores a esta intervención, se explicarán a sus propie-tarios en la consulta previa. Actualmente existen las técnicas quirúrgicas tradiciones o técnicas de mínimas invasión, como la laparoscopia, para realizar castraciones en perras. El veterinario te informará sobre la opción más adecuada en cada caso. Es recomendable realizar una analítica previa para valorar el estado del animal y así minimizar los riesgos derivados de una anestesia general.
Cuidados posteriores a la cirugía
Cuando el animal sale de quirófano, el equipo profesional del centro se encarga de atender de forma minuciosa al paciente hasta que se recupera de la anestesia. Ya en casa, el propietario es el encargado de velar porque los cuidados pos-operatorios se lleven a cabo.
Tras la intervención, el veterinario indicará una serie de cuidados que tendrá que seguir el propietario hasta la siguiente revisión. Entre ellos destacaremos:
• Cuándo y cómo se debe restablecer la alimentación del paciente tras la anestesia.
• Descanso y frecuencia de salidas tras el paso reciente por el quirófano.
• Controlar las eliminaciones (orina y heces) tras la cirugía. Es importante que el paciente orine pronto para eliminar correctamente la anestesia.
• Medidas para proteger la cicatriz resultante de la cirugía; por ejemplo, el collar isabelino, gasas o mallas que cubran la herida…
• Protocolo de limpieza de la cicatriz, aplicando antisépticos, pomadas o cualquier otro producto indicado por el veterinario en cada caso.
• Administrar correctamente las medicaciones (antibióticos, analgésicos, etc.) recetados por el veterinario, sin excepciones.
• Acudir en la fecha indicada a la revisión, ya sea para el control de la evolución del paciente o para la retirada de los puntos o suturas.
Si el propietario percibe alguna incidencia durante el posoperatorio, es importante que contacte rápidamente con el centro veterinario.
Para siempre
La castración y esterilización es una medida definitiva, por eso hay cuidados que también serán para toda la vida.
Los animales esterilizados tienen la tendencia a aumentar ligeramente de peso, aunque no siempre. Algunos estudios demuestran que este incremento de peso es debido a unos cambios fisiológicos que experimentan estos animales ante la reducción de las hormonas sexuales. Estos cambios desembocan en tres situaciones que pueden provocar un aumento de peso:
• Incrementar el consumo de alimento.
• Aumenta su grasa corporal.
• Reducir su actividad física.
Con estas sencillas medidas que ahora mencionamos se podrá controlar cualquier aumento de peso:
• Vigilar la frecuencia y las cantidades de comida que se ofrece a la mascota, indicadas en la mayoría de los casos por el propio fabricante del pienso.
• Se recomienda que tras la intervención se pase a un pienso especial para animales castrados. Estas comidas tienen un mayor porcentaje de fibra en su composición, lo que reduce el aporte calórico.
• Aumentar, o por lo menos mantener, una cierta actividad física diaria (paseos y juegos).
Ojo con...
No quites nunca el collar isabelino, u otras medidas protectoras de la cicatriz, antes de que te lo indique el cirujano. Durante la cicatrización de la herida, a los animales les pica ligeramente y tienden a rascarse y morderse en la zona, y esto supone que se arranquen los puntos y se abran la herida, provocando graves consecuencias.
Es cierto que con el collar isabelino los animales se sienten incómodos inicialmente, pero con el paso de los días se acostumbran. El propietario puede ayudar a su mascota a aceptar el collar:
• Dirigiendo la cabeza y el collar isabelino cuando el animal pase por sitios estrechos (marcos de las puertas), para que no choque. El paciente con collar isabelino, al principio, no controla las dimensiones del cono y por eso choca con los obstáculos.
• Apartando ligeramente de las paredes los comederos y bebederos, porque si no los animales con collar se chocan con la pared y no acceden a la comida. Una vez retirados los cuencos de la proximidad de las paredes, el animal podrá introducir el comedero en las dimensiones del cono al agachar la cabeza y comer sin problemas con el collar.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org