El perro mantiene el hábito de tragar la comida sin masticar como parte de los instintos salvajes de su ancestro el lobo. Se trata de una estrategia para sobrevivir en la naturaleza, ya que le permite comer más y más rápido. Pero nuestros perros ya no tienen esa necesidad porque sus propietarios les proporcionan cuanto necesitan, de modo que éste es un comportamiento que debemos extinguir.
Actitud peligrosa
Comportarse de esta manera ante el alimento es bastante peligroso. Primero porque no mastican la comida y por lo tanto la digestión será más larga y pesada, pero además puede llevarles a sufrir atragantamientos. Al mismo tiempo tragarán aire y tal vez les provoque vómito e hinchazón y problemas de gases.
Un perro que devora la comida a toda velocidad, además, corre el riesgo de ingerir más cantidad de la que necesita y, en consecuencia, desarrollar problemas de sobrepeso y obesidad. Todos sabemos que esta condición conlleva numerosos problemas de salud.
Por otro lado, cuando un perro se comporta de esta manera puede mostrar agresividad ante la presencia de otros animales o incluso de niños, quienes pueden representar para él competidores por este recurso.Podemos ir más allá y encontrarnos frente a u n problema médico bien descrito que puede estar asociado a esta manera ansiosa de alimentarse: el síndrome de dilatación-vólvulo gástrico. Si un perro lo sufre puede entrar en shock en poco tiempo y morir.
¿Dónde está la causa?
Competitividad
Los cachorros tienen que competir con sus hermanos por la comida, quien llega primero se queda con el mejor bocado. Esta competitividad natural se puede convertir en un modelo de comportamiento asociado al acto de comer. Si a esto añadimos que en el nuevo hogar hay otros animales, esta forma de actuar puede verse reforzada, aunque también se puede man-tener aun siendo la única mascota de la casa.
Parasitación
Esta aparente glotonería no siempre se debe a un problema comportamental. En ocasiones se puede ver en animales que sufren importantes parasitaciones, de tal modo que no pueden absorber los nutrientes necesarios en la dieta e intentan compensarlos actuando de esa manera.
Dieta desequilibrada
Si un perro recibe una dieta incompleta e inadecuada pue¬de pasar hambre de modo que intente suplir sus necesidades ingiriendo más cantidad de alimento en menor tiempo.
Estrés canino
Los perros también pueden sufrir estrés y ansiedad. Como a nosotros, estos factores pueden provocarles trastornos en la alimentación y ser la causa de una ingesta excesiva.
Soluciones
Hay algunos pasos que los propietarios pueden dar para enlentecer el proceso de ingestión del alimento. Por ejemplo, poner un objeto grande y pesado (lo suficiente como para que no pueda tragarlo) dentro del comedero. De este modo el perro tendrá que esforzarse para obtener la comida y esto le obligará a comer más despacio. En el mercado existen comederos de plástico diseñados con esta misma finalidad. También se puede dosificar su alimento a lo largo del día, de modo que aunque coma rápido no podrá tragar dema¬siado aire porque la ración será pequeña.
De cualquier manera, ante la duda lo mejor es acudir al veterinario, quien podrá establecer la causa de este comportamiento y dará las pautas correctas para cada caso particular.
Después de las comidas es conveniente que los perros descansen. No es buena idea salir a pasear ni mucho menos a correr. Hay que evitar el ejercicio brusco. Por el contrario, sí que puede resultar beneficioso hacerle gastar energía previamente al momento de la comida. Realizar suficiente ejercicio físico le liberará de su ansiedad y le aportará equilibrio a su vida.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org