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Antes y después de la cirugía

Para tratar las enfermedades no siempre es suficiente con la administración de fármacos. Son muchos los casos que requieren cirugía. Esto no supone que la enfermedad tenga un mejor o peor pronóstico, simplemente que el tratamiento es distinto. Día a día la ciencia veterinaria evoluciona y surgen métodos diagnósticos más certeros, nuevos fármacos, protocolos médicos más sofisticados y tratamientos quirúrgicos punteros que reducen el tiempo y lesión de la propia cirugía. 

Tipos de cirugía
En la clínica veterinaria las cirugías se pueden clasificar como:
• Cirugía preventiva: este tratamiento quirúrgico se realiza con el objetivo de evitar problemas futuros, tanto de salud como de convivencia. Por ejemplo, la castración en los machos para evitar conductas agresivas, o la esterilización en las hembras para reducir la probabilidad de tumores de mama.
• Cirugía curativa: cuando ciertas enfermedades o patologías ya se han implantado en el organismo, muchas veces la única solución es realizar una cirugía. Por ejemplo, la cirugía para resolver vólvulos o intususcepciones intestinales que generan obstrucciones digestivas.
• Cirugía paliativa: este tipo de tratamientos quirúrgicos suelen realizarse en los casos de pacientes con cáncer (enfermedad crónica), ya que tras realizar una cirugía puntual muchas veces se consigue prolongar la esperanza de vida y aliviar, en parte, las dolencias del enfermo.
• Cirugía diagnóstica: en ciertas ocasiones, y a pesar de los muchos métodos diagnósticos de los que se dispone actualmente, es necesario realizar este tipo de cirugías para llegar a un diagnóstico definitivo de la enfermedad. Por ejemplo, la laparotomía exploratoria o la toma de muestras de ciertos órganos para ser analizadas.

Valoración preoperatoria
En las cirugías planificadas con antelación, se recomienda a los pacientes someterse a una valoración preoperatoria. Este es el momento para realizar una exploración completa del animal, con más o menos pruebas clínicas según cada caso concreto. Gracias a este examen previo se evalúa el estado de salud del paciente y las precauciones extras que se deben tomar con cada individuo.

Por ejemplo, si una perrita es diabética y va a ser esterilizada, se tendrán que considerar los análisis previos (nivel de glucosa) y regular la medicación (insulina) antes de la administración de la anestesia. Una vez reunidos todos los datos importantes del paciente se eligen los fármacos anestésicos y la técnica quirúrgica más apropiados para el paciente.

Periodo preoperatorio
Durante el periodo preoperatorio se deben considerar una serie de aspectos:
• Conviene que la mascota entre a quirófano correctamente vacunada y desparasitada. Un tratamiento quirúrgico resulta un momento traumático para el paciente, y agresivo para su sistema inmunitario. Por eso debe encontrarse completamente protegido de virus y parásitos con anterioridad.
• Es muy importante realizar una valoración preoperatoria del paciente. En ella se determina su estado de salud antes de la cirugía y las lesiones previas que padece. Los datos recopilados en este momento se tendrán en cuenta durante el tratamiento quirúrgico para minimizar los riesgos potenciales.
• Una mascota que entre al quirófano debe estar relativamente limpia; es decir, sin exceso de suciedad. Cuanta más suciedad tenga la mascota, mayor riesgo de sufrir infecciones.
• Antes de someter a un paciente a cualquier sedación o procedimiento anestésico, como ocurre en los tratamientos quirúrgicos, es imprescindible realizar un ayuno de comida y agua. El veterinario responsable de cada caso de¬terminará el tiempo estimado de ayuno necesario.

Periodo posoperatorio
Durante el periodo posoperatorio se deben considerar una serie de aspectos:
• En las horas posteriores a la cirugía el equipo veterinario se encarga de que el “despertar” de la mascota sea lo más apacible posible, y se le administran fármacos para procurar que no sienta dolor, estrés ni frío.
• Los profesionales indican en cada caso el tiempo necesario que el paciente debe estar hos¬pitalizado o bajo vigilancia profesional.
• Ya en casa, los propietarios son los encargados de los cuidados posteriores.
• Se debe mantener un cierto periodo de ayuno sólido y líquido después de la cirugía. Cada paciente tendrá unas recomendaciones al respecto. Además, en el momento que se permita la alimentación, la mascota deberá estar vigilada y controlada para que no coma con ansia, porque podrían aparecer problemas digestivos.
• Los propietarios deben seguir las pautas de medicación propuestas por los vete-rinarios: antibióticos, analgésicos, etc.
• Dependiendo de la cirugía, se recomendará a la mascota uno u otro tipo de protección de las heridas quirúrgicas: collar isabelino, parches, vendajes, etc. Así se evita que las mascotas puedan provocarse desgarros, heridas o lesiones varias al intentar lamerse o rascarse la cicatriz.
• Deben cumplirse las fechas de revisiones establecidas por el veterinario después de la cirugía. En estas visitas se realiza una exploración de la mascota, se evalúa la evolución del trata¬miento médico o se retiran los puntos de la cirugía.
• Si en cualquier momento del posoperatorio la mascota presenta síntomas extraños como apatía o letargia, falta de apetito, menor frecuencia de orina o heces, sangrados, mal aspecto de la cicatriz, etc., hay que acudir al centro veterinario para revisar su evolución.
• Si en algún momento no se consigue que la mascota se tome la medicación, hay que comentárselo al veterinario.
Muchas veces el tratamiento de una enfermedad no termina con la cirugía, ya que puede ser necesario continuar con medicamentos (quimioterapia), dietas especializadas o procedimientos particulares (rehabilitación).
 

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