Los gatos que viven salvajes mantienen territorios propios en los que se dedican a explorar, cazar, etc. Son individuos solitarios que pocas veces interaccionan con otros gatos. Teniendo esto en mente puede resultar difícil introducir un nuevo felino en un territorio que ya tiene dueño. De hecho hay animales que, al cabo del tiempo, llegan a ser verdaderos amigos, pero otros solo se soportan.
Si cuando un gato ve a otros que están fuera de la casa se comporta de forma agresiva es probable que no acepte la introducción de un nuevo compañero. No obstante, si en el pasado ha convivido con otros felinos, tal vez sí que es posible que el nuevo inquilino tenga alguna posibilidad.
A pesar de ello, nunca se puede predecir con total seguridad si dos gatos llegarán a ser amigos. Pero si a pesar de todo se quiere intentar, pueden seguirse estos consejos:
La primera impresión
Si nada más entrar en casa ambos gatos se ponen a pelear ya sientan las bases de cómo será su futura relación. Por este motivo es importante controlar a ambos animales y dirigir el encuentro. Sin que se vean ni se toquen, hay que permitir que se huelan y se oigan. Para ello lo mejor es mantenerlos en habitaciones separadas. Poner su cuenco de comida cerca de la puerta que los separa para que aprendan que llegar juntos es algo placentero (aunque no se puedan ver).
Al cabo de dos o tres días se les puede cambiar de habitación para que puedan investigar el territorio del otro. Un truco que puede resultar útil consiste en frotar bien con una toalla o un calcetín a uno de los gatos y después dejarlo frente al otro para que lo investigue y se acostumbre al nuevo olor.
Ya se pueden ver
Si al cabo de una semana no hay ningún signo de agresión (bufidos, gruñidos…) ya se les puede dejar que se vean. Para ello es recomendable usar una valla de seguridad para bebés (puede que ser necesaria otra para colocar encima de la primera y evitar los saltos). Con la ayuda de otra persona, puede dejarse que ambos gatos se vean, cada uno en una habitación, a cierta distancia de la valla. Cuando se descubran, se les puede dar una golosina. Hay que seguir durante varios días con el acercamiento ofreciendo golosinas, comida o juguetes cada vez más cerca de la valla.
Ya pueden estar juntos
Llega el paso más importante. Si todo ha ido bien ya se puede dejar que ambos animales pasen tiempo juntos, aunque hay que estar presente en estos primeros encuentros y vigilarlos con atención. Conviene tener a mano un espray con agua para utilizarlo en el caso de que se empiecen a pelear.
El mejor momento para iniciar la aproximación es cuando estén calmados justo después de comer o jugar. Si en ese momento se llevan bien puede dejarse que pasen cada vez más tiempo juntos. Si por el contrario no dejan de bufar, se esconden o se agreden, lo mejor será pedir ayuda a un profesional del comportamiento.
Cada uno con lo suyo
Es muy importante que cada gato tenga sus propias pertenencias y que no compartan nada. Cada uno debe tener sus propios cuencos para la comida y la bebida, su propio arenero, sus juguetes, etc. Incluso hay que asegurarse de que en el hogar hay los suficientes escondites o lugares altos para que cada uno descanse sin molestarse.
Respecto al arenero incluso hay que tener la precaución de poner una bandeja más. Los veterinarios recomiendan esta sencilla fórmula: una bandeja por gato más una más.
¡Importante!
Para conseguir una buena convivencia de los animales a largo plazo, es muy importante realizar todo el proceso de adaptación al ritmo de cada uno de los gatos. En ningún momento debe forzarse el encuentro, u obligarles a estar juntos si alguno de ellos se muestra reticente.
Es posible que lleve un tiempo conseguir que ambos animales se toleren así que la paciencia es indispensable. Pero seguro que al final los esfuerzos se verán recompensados cuando los dos animales convivan en paz y armonía.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org