Desde hace al menos una década, las colmenas de abejas melíferas, las dedicadas a la producción de miel, sufren en el hemisferio norte un calamitoso síndrome caracterizado por una desaparición repentina de las obreras: los insectos salen en busca de polen, se extravían en el regreso y acaban muriendo. Aunque la mayoría de los estudios son de ámbito local o poco fiables, se calcula que la cabaña apícola en España se puede haber reducido entre el 20% y el 30% desde el 2000. Algunas asociaciones estadounidenses hablan del 70% de bajas en algunos condados. Estos insectos tienen un impacto de 22.000 millones de euros anuales en la agricultura europea.
Para atajar el síndrome del colapso o despoblamiento de las colmenas (CCD, según sus siglas en inglés), la Comisión Europea accedió a las demandas de los apicultores y a finales de abril decidió prohibir el uso de tres insecticidasnicotinoides ¿de la familia de la nicotina¿ que han sido vinculados a la mortalidad. Las pruebas científicas parecían firmes, avaladas por un informe reciente de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), pero la decisión no fue en absoluto sencilla, al tratarse de tres productos de uso muy habitual en agricultura.
Fuente: ANTONIO MADRIDEJOS para elperiodico.com
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