Bernard Vallat, director general de esta Organización, declaró desde su sede parisina que "el 60 % de los microbios animales son transmisibles al ser humano"; de ahí la necesidad de reforzar los trabajos de la OIE, dedicada desde 1924 a garantizar la seguridad sanitaria del comercio mundial.
"Europa importa productos de países que no han adoptado sus normas. Si bien se ha insistido sobre la protección de las fronteras, puede que tengamos que hacer más, ya que los mecanismos de control en ocasiones no son suficientes", añadió Vallat.
Y alertó sobre la facilidad y rapidez de propagación de las enfermedades animales en el contexto de globalización, donde los virus viajan mediante las denominadas "5 T: Trade, Travel, Transport, Tourism and Terrorism" (Comercio, Viaje, Transporte, Turismo y Terrorismo, por sus términos en inglés), agravadas por el cambio climático y la acción humana sobre el entorno.
Este problema empeora debido a que, según apuntan los cálculos que maneja la OIE, en 2030 la demanda mundial de proteínas animales podría aumentar en más de un 50 %, especialmente en los países emergentes, debido a un gran aumento de su población.
Esto se traducirá en una mayor producción animal, "inevitable" para la OIE, y en una consecuente necesidad de aumentar la vigilancia sobre la salud de esos animales para evitar catástrofes sanitarias humanas y medioambientales.
En 2012, la OIE se centró en adoptar normas relativas al ganado bovino, así como en conseguir un banco de vacunas para combatir la rabia y la fiebre aftosa en Asia o la peste de los pequeños rumiantes (similar a la peste bovina) en algunos países africanos con el apoyo de la Unión Europea y la Fundación de Bill Gates y su esposa.
También se dedicó a movilizar autoridades sanitarias para el control del nuevo virus Schmallenberg (SBV), detectado por primera vez en Alemania (Renania del Norte-Westfalia) a mediados de noviembre del año pasado y que produce malformaciones congénitas en corderos y terneros.
El año pasado, la OIE tuvo que hacer frente a un nuevo reconocimiento del estatus sanitario en relación con la peste equina, debido al aumento de las competiciones deportivas y a que "en la mayoría de países los caballos no están identificados", arguyó Vallat.
Los Juegos Olímpicos que se celebrarán en 2016 en Río de Janeiro (Brasil) también han sido motivo de estudio de la Organización, que consideró que el país debe cambiar su legislación para incluir sus normas sanitarias referidas a animales.
Para el próximo ejercicio, el organismo se enfrenta a una estrategia mundial de gestión de riesgos, así como la resolución de la influencia del virus de origen animal, la rabia ("la enfermedad que más seres humanos mata en el mundo", según Vallat) y la resistencia a los antibióticos en animales debido a un mal uso.
A este respecto, la OIE ha organizado la primera conferencia mundial sobre la utilización responsable y prudente de los antibióticos, que tendrá lugar en París del 13 al 15 de marzo de este año, así como otra para la enseñanza veterinaria en diciembre para ofrecer programas de formación a los países emergentes.
La Organización Mundial de la Salud Animal (OIE) nació en 1924 bajo el nombre de Oficina Internacional de Epizootias, cuenta con 178 países miembros y las normas que establece son reconocidas como referencias globales por la Organización Mundial del comercio (OMC).
Fuente: EFE para elespectador.com
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