La financiación global para erradicar la malaria ha disminuido en los últimos tres años como consecuencia de la crisis económica mundial y lo que se recauda anualmente es menos de la mitad de los más de 5.000 millones de dólares necesarios para una cobertura total de la lucha contra esta enfermedad.
Así lo indica el Informe Mundial de la Malaria 2012, elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), que explica que el dinero disponible en 2011 para prevenir y curar esa enfermedad se situaba en 2.300 millones de dólares y en 2012 descendió hasta 1.840 millones de dólares.
Estas cifras son superiores a lo que se recaudaba al comienzo de la primera década del siglo XXI -unos 100 millones de dólares- pero aún son insuficientes. Uno de los ejemplos prácticos derivados de la escasez de fondos citados en el informe es el del número de mosquiteras impregnadas de insecticida repartidas en 2012 (66 millones), cifra inferior a la de 2011 (92 millones) y la de 2010 (145 millones).
"Si los fondos continúan disminuyendo podría producirse una gran crisis, con un incremento del número de casos y de muertes en 2013, algo que debe evitarse a toda cosa", alertó en la rueda de prensa de presentación del informe la directora de la entidad Roll Back Malaria Partnership, Fatoumata Nafo-Traoré, en Ginebra.
En este sentido, el texto de la OMS advierte de que hay una necesidad urgente de identificar nuevas fuentes de financiación para expandir la cobertura de intervenciones que eviten nuevos brotes de malaria. A pesar de la escasez de recursos, el estudio afirma que los países en los que la malaria es una enfermedad endémica, unos cien, en la última década han logrado tener un mayor acceso a intervenciones preventivas, servicios de tratamiento y diagnóstico.
En África subsahariana, por ejemplo, el porcentaje de hogares que poseen redes impregnadas con insecticida ha pasado de un 3 a un 53% entre 2000 y 2012, mientras el uso de insecticidas en los hogares de la región africana ha ascendido de un 5 por ciento en 2005 a un 11 por ciento en los dos últimos años.
A nivel global, el número de personas a las que se les realiza un test parasitológico cuando son sospechosas de padecer malaria ha pasado del 68% a mediados de la pasada década al 77% en 2011.
Los recursos económicos se han destinado especialmente al continente africano, a aquellos en los que las tasas de mortalidad por esta enfermedad son superiores y a los Estados más pobres. "La malaria es una enfermedad ligada a la pobreza. Los países con menos recursos económicos y los que tienen sistemas sanitarios más débiles son los que presentan la mayoría de los casos", dijo el coordinador para Estrategias, Economía y Eliminación del Programa Global de la Malaria de la OMS, Richard Cibulskis.
Según los datos más recientes aportados por el informe, cincuenta países, de ellos nueve en África, se encuentran en el camino de reducir la incidencia de la malaria en un 75 por ciento para 2015, uno de los Objetivos del Milenio, las metas de desarrollo socioeconómico establecidas en el año 2000 por Naciones Unidas.
No obstante, este medio centenar de Estados sólo registra el 3% de los casos de malaria a nivel global. Sin embargo, 14 países, especialmente en África, que acumulan el 80% de los casos mundiales están "mucho más lejos de alcanzar este objetivo".
"La reducción en la incidencia y la mortalidad de la malaria ha sido muy rápida en los países con cifras iniciales más bajas, pero se estima que se ha producido un gran número de muertes en la última década en los países que tenían las cifras más altas en el año 2000", apunta la investigación.
En este sentido, la OMS señaló que, si las tasas de incidencia y mortalidad de esta enfermedad contagiosa se hubiesen mantenido en los niveles del año 2000, "274 millones más de casos y 1,1 millones de muertes habrían ocurrido en la primera década del siglo XXI".
La malaria se contagia a través de un parásito del género Plasmodium, que puede ser transmitido a través de más de treinta especies distintas de mosquitos hembra, especialmente en países en vías de desarrollo con climas cálidos, y afecta fundamentalmente a mujeres embarazadas y niños.
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