Los autores del trabajo, del Instituto del Genoma de Singapur y del departamento de enfermedades transmisibles del Ministerio de Sanidad de ese país, analizaron al pasaje del avión ’A’, que volaba de Nueva York (EEUU) a Singapur (Asia) vía Europa, con 596 personas. Cinco pasajeros y un miembro de la tripulación que iban a bordo presentaron un cuadro agudo de fiebre, tos y dolor de garganta, entre otros síntomas. El primer caso ya se sentía así en Nueva York mientras que el resto de afectados empezaron a encontrarse mal a los tres días de aterrizar en Singapur.
Todos los pacientes viajaban en clase turista e iban sentados de la fila 50 hacia adelante, por lo que los investigadores estiman que el riesgo de infectarse que tenían los pasajeros de esa zona del avión era del 4,7%, frente al 0,2% del resto del pasaje.
Asimismo, han establecido que quienes se sientan en las dos filas por delante y por detrás de donde está el individuo con gripe son los que tienen más posibilidades de coger el virus. Otra cosa que concluyen es que aquellos que enfermaron eran los más jóvenes, con una edad media de 27,5 años.
Factores a tener en cuenta
Junto a la proximidad con el paciente, algunos factores que incrementan el riesgo de contagio son la duración del viaje y el comportamiento del pasajero durante el mismo. "La actitud de la persona influye a la hora de que se transmita o no la gripe. Nuestro estudio ha demostrado que los pasajeros afectados fueron los que más se movieron y menos durmieron durante el vuelo", explican los autores.
De acuerdo con las directrices dadas en ese momento por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se intentó localizar al resto del pasaje y se puso en tratamiento preventivo a 23 viajeros, aquellos que habían estado en ’estrecho contacto’ con los infectados. Pero según confirma el estudio, tan sólo dos de los ciudadanos con gripe que iban en el avión ’A’ hubieran sido detectados por los criterios de la OMS.
Por eso, y dados los últimos casos de propagación de infecciones respiratorias en el avión -no sólo gripe, sino también tuberculosis-, los autores piden "más esfuerzos para contener futuras epidemias respiratorias en los aviones, a través de un ’screening’ más eficaz antes de embarcar, de novedosas técnicas de descontaminación o de equipos protectores personales, así como investigaciones moleculares y clínicas de las epidemias más amplias que las que se hacen hasta ahora".
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