"Para garantizar la seguridad alimentaria y afrontar aumentos de precios, cada país debería dotarse de reservas que cubran entre una semana y un mes de sus necesidades", señala el brasileño Da Silva en una entrevista publicada por el diario francés "Le Monde", recogida por Efe.
Justifica esta medida en que todas las proyecciones de la FAO apuntan a que "los precios agrícolas van a seguir elevados y tendrán una gran volatilidad en los diez próximos años". Frente a la situación actual de altos precios de productos como el maíz y el trigo, solicita "más flexibilidad" y que se deje de utilizar el maíz o las oleaginosas para producir biocarburantes y se dirijan así al aprovisionamiento alimentario.
Preguntado sobre si hay que acabar con las políticas en favor de los biocombustibles, señala que no porque harán falta en el futuro, cuando se hayan desarrollado los de "segunda o tercera generación", productos que no se basen en cereales y no compitan con los cultivos alimentarios. Pone la iniciativa surcoreana de instaurar un impuesto a las transacciones de futuros y a los de productos derivados como ejemplo para luchar contra la especulación de corto plazo, con ventas de contratos que se han comprado el mismo día. "Ese es el tipo de especulación que debemos evitar en periodos como el que vivimos. El objetivo no es intervenir en los mercados, sino imponer una cierta disciplina a los comportamientos especulativos", argumenta.
En cualquier caso, subraya las diferencias entre la situación actual y la que se dio en 2007-2008, cuando se produjeron los llamados "disturbios del hambre" en muchos países.
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