En una operación coordinada en 32 países, entre ellos España, la Organización Internacional de Policía Criminal (Interpol) ha detenido a unas 4.000 personas por el trafico ilegal y la explotación de aves y sus huevos así como reptiles, peces e insectos. Más de 8.700 ejemplares han sido confiscados, entre ellos unas 2.200 aves, así como material para la captura de esos animales, armas y munición.
El dispositivo, denominado Operation Cage (Operación Jaula), se inició el pasado abril y ha finalizado en junio, según un comunicado. Sin embargo se esperan más arrestos y la investigación permanece abierta en Reino Unido, según el director de la unidad de delitos contra la vida silvestre inglesa, Nevin Hunter. Aunque España no participó en la operación, al menos un ciudadano español ha sido investigado, aunque resultó ser un comprador inocente.
Entre las especies recuperadas se incluyen azores, halcones peregrinos, cernícalos vulgares y papagayos. Aunque estaba centrada en el tráfico ilegal de pájaros, el organismo indica que se recuperaron además colmillos de marfil, tortugas, peces y otros animales sobre los que "en la medida de lo posible" se intentará que fueran rehabilitados. Al menos en Reino Unido, los animales confiscados serán acogidos por zoológicos.
El operativo es una respuesta al aumento del tráfico ilegal de aves y otro tipo de fauna, así como la creciente implicación de redes de crimen organizado en su transporte de América Latina a Europa. Entre los países que participaron en el dispositivo están Argentina, Brasil, Bulgaria, Colombia, El Salvador, Francia, Alemania, Guatemala, Hungría, Italia, México, Portugal, Rusia, Suiza, Turquía Uruguay y Venezuela.
Además de ser ilegal, la venta no regulada de estos animales representan un peligro para la bioseguridad, según el director de Interpol para Delitos contra el Medio Ambiente, David Higgins, ya que se introducen especies extranjeras que pueden romper el equilibrio de un ecosistema.
El despliegue se efectuó en puertos, aeropuertos, oficinas de correos, mercados, tiendas de mascotas y taxidermistas de Latinoamérica y Europa. La información recopilada, según la Interpol, será analizada para futuras intervenciones.
Los criminales implicados en ese negocio no se preocupan por el bienestar de esos animales, sino por el beneficio económico derivado de esas transacciones
Fuente: MARYEM CASTILLO PARA ELPAIS.COM
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