Además de atletas y periodistas, los afortunados que hayan reservado grada en los Juegos de Londres podrán disfrutar de una de las ciudades más «amistosas con el medioambiente», así declarada en 2011. La mitad de los ingleses convive con una mascota: hay 7 millones de perros y la misma cantidad de gatos, que junto con conejos, pajaritos o hamsters, suman 27 millones de mascotas.
La expedición en busca de la fauna que habita el país podría empezar en la orilla sur del Támesis, frente a las casas del Parlamento: el acuario de Londres. Allí se pueden contemplar especies como el pez payaso, caballitos de mar y hasta pingüinos.
Más allá de las profundidades del mar, el turista olímpico puede visitar el London Zoo, a sólo 30 minutos de la villa olímpica. Su colección ha albergado en sus casi 200 años de historia a célebres bestias como el oso panda Chi Chi. Se encuentra en el corazón de un parque urbano: el Regent’s Park, y tiene proyectada para este verano una serie de exhibiciones al aire libre. Los visitantes tendrán la oportunidad de interactuar a pie de calle con búhos o cebras.
Entre competición y competición, nada como un «fish & chips» en alguno de los inmensos jardines ingleses que se extienden por toda la metrópoli. En su paseo por Hyde Park los caminantes serán sorprendidos por ocas, ardillas y ¡hasta algún ciervo! Un safari en plena «City».
Londres es una ciudad de récords y, entre ellos, está el museo de ciencia más grande del mundo, el Science Museum. Cuenta con una sala dedicada a la veterinaria, y es visita obligada su cine IMAX. Los peques disfrutarán poniéndose las gafas bicolor y viendo películas sobre las relaciones familiares entre orangutanes o la vida en el fondo del océano.
Si aún queda tiempo, la exposición que el Museo de Historia Natural ofrece no dejará indiferente a nadie. La colección «Animal Inside Out», de 100 animales plastinados, es pura anatomía. Los ejemplares fueron sometidos químicamente a los experimentos de Gunther Von Hagens, y ahora dejan al desnudo sus músculos, tejidos óseos y cartilaginosos.
Hasta 125 especies viven en el Támesis
El compromiso político y la preocupación social de los ingleses con el medio ambiente queda patente en muchos ejemplos. Entre otros, la hostelería no prohíbe el acceso de animales a sus insatalaciones. O que el Támesis sea uno de los diez ríos más limpios del mundo, a pesar de que atraviese la ciudad europea de mayor tamaño. En cierta ocasión, un diputado laborista de la cámara de los «lores», Martin Salter, defendió la brecha acuática diciendo: «He pescado y comido trucha del Támesis y era deliciosa». Desde 1960, Reino Unido mantiene una política de limpieza y recuperación acuática que ha devuelto a la fauna 125 especies –el salmón, el lenguado, la trucha o incluso caballos marinos– que han atraído a su vez a predadores tales como focas y delfines.
Fuente: larazon.es
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