La semana pasada se hicieron públicos los resultados de una investigación llevada a cabo en la Universidad de Almería: se habían detectado trazas de fármacos en alimentos infantiles. Veterindustria recalca que el equipo responsable de la investigación ha precisado que la mayoría de las muestras analizadas están "totalmente libres de residuos".
El pasado 17 de mayo Efeagro publicaba una noticia explicando los resultados de una investigación llevada a cabo en la Universidad de Almería (España), en la cual un equipo de investigadores había detectado mediante un nuevo método de estudio la presencia de trazas de fármacos veterinarios en comida para bebés.
A pesar de que desde este mismo equipo científico se ha indicado que las cantidades son "muy pequeñas" y "no son preocupantes", así como que la mayoría de las muestras analizadas están "totalmente libres de residuos", al tratarse de leche en polvo y potitos para niños la repercusión de la noticia ha sido muy grande.
La Asociación Empresarial Española de la Industria de Sanidad y Nutrición Animal (Veterindustria) ha salido al paso de las numerosas especulaciones que ha generado la noticia, y afirma que todos los medicamentos de uso veterinario son sometidos a un "exigente proceso de autorización y registro" antes de su comercialización para garantizar su "completa seguridad".
Fuentes de Veterindustria han señalado a Efeagro que estos procesos de control incluyen los preceptivos límites máximos de residuos que permiten determinar los obligatorios tiempos de espera cuando se trata de medicamentos destinados a animales productores de alimentos para el consumo humano, sea del tipo que sea. Estos tiempos de espera determinan el periodo temporal que debe transcurrir desde el último tratamiento sanitario del animal hasta su sacrificio para garantizar su completa seguridad para el consumo humano.
Asimismo, las mismas fuentes han recordado que la Administración, a través del Plan Nacional de Residuos, realiza los correspondientes controles oficiales en todo el territorio nacional para garantizar el cumplimiento de la vigente normativa en materia de residuos.
Varios antibióticos, antihelmínticos y fungicidas en "ínfimas cantidades"
Algunas de las sustancias encontradas son antibióticos como la tilmicosina o antiparasitarios como el levamisol. La catedrática de Química Analítica de la UAL Antonia Garrido ha asegurado que, "en general, las concentraciones detectadas han sido muy bajas", por lo que "no son cantidades preocupantes", si bien ha señalado que los resultados manifiestan "la necesidad de hacer controles en estos productos para garantizar la seguridad alimentaria".
Los investigadores de la UAL han obtenido estos resultados, que han sido publicados en la en la revista Food Chemistry, mientras validaban una nueva metodología para tratar de identificar las "ínfimas cantidades" de estas sustancias que quedan en los preparados para bebé.
Se trata de un método "multiresiduo", informa Efeagro, que permite analizar de forma rápida y precisa la presencia de varios medicamentos a la vez en la comida de bebé, mediante técnicas "cromatográficas" con las que se separan los compuestos, y la espectrometría de masas para identificarlos. La metodología, "precisa, simple y rápida", según los investigadores, se ha validado analizando doce alimentos con carne de vaca, cerdo o ave y nueve muestras de leche en polvo.
En concreto, se han encontrado trazas de sulfonamidas, macrólidos y otros antibióticos, así como antihelmínticos y fungicidas. Se han encontrado cinco medicamentos veterinarios en la leche en polvo y diez en los productos elaborados con carne, especialmente en las de pollo y otras aves. El estudio sugiere que esta presencia de medicamentos veterinarios puede deberse a que en algunas granjas no hay un control riguroso en su a los animales.
La Comisión Europea cuenta con una legislación sobre los niveles permitidos de plaguicidas y otras sustancias en la comida a base de cereales para niños y bebés, pero no en la de origen animal. Como resultado de la falta de regulación se tiende a aplicar una política de tolerancia cero con los medicamentos veterinarios en los alimentos, ya que pueden causar reacciones alérgicas, resistencia a los antibióticos y otros problemas para la salud.
Fuente: Joaquín Ventura García para portalveterinaria.com
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