"Es hora de que Europa lidere Río+20". Así de contundente se mostró ayer Andrew Steer, enviado especial para el cambio climático del Banco Mundial. Las palabras de Steer se referían al informe que ayer se presentó en el seno de la Comisión Europea en Bruselas: "De cara a la escasez: Gestión del agua, la energía y el suelo para un crecimiento incluyente y sostenible".
Es un estudio detallado e independiente financiado por la UE y siete países más -entre ellos, España- que busca dar las claves para lograr un desarrollo que no termine con los recursos naturales y nos aleje de la situación actual. Hoy, el acceso universal al agua todavía no es una realidad y está lejos de alcanzarse. Cerca de un billón de personas están desnutridas, 0,9 billones no tienes acceso a agua potable y más de un billón y medio vive sin electricidad. Lo peor es, que si no se encuentra una solución, en algo más de 25 años estas cifras aumentarán de forma alarmante.
El informe estima que la demanda de agua y energía crecerá un 40% y la necesidad de alimentos se doblará. "Esta mañana me he duchado, he preparado café, he encendido la luz... Lo he hecho de forma automática, pensando que debe ser así", expuso ayer el comisario de Desarrollo, Andris Piebalgs, originario de un pequeño pueblo de Letonia donde conoció la falta de recursos de primera mano. Piñales subrayó la importancia del problema por la magnitud que están tomando cada uno de ellos. "El incremento de la población, las oleadas de inmigración, el cambio climático... Todo está ligado", sostiene.
De este modo, es necesario que la carencia de recursos se aborde de manera conjunta: el agua, la energía y la tierra está unidas indiscutiblemente. Y ahí es donde los más de 50 expertos que han trabajado en el informe quieren fijar la atención. De acuerdo con sus conclusiones, "para 2030 serán necesarias 47 millones de hectáreas para piensos y alimentos y más de 45 para bosques".
Así, "entre 1967 y 2007 la productividad mundial aumentó un 115%, aunque las zonas cultivadas sólo lo hicieron un 8". Con esta comparativa el análisis busca mostrar la importancia en una correcta gestión de la biodiversidad y apuesta por una mayor relevancia del sector privado. "Es importante que las empresas europeas sean pioneras y se impliquen con la cuestión, ya que ellas son las mejoras transmisoras de conocimientos", sostiene el comisario al explicar la importancia que se le da en el informe al sector privado. "No es sólo solidaridad, también es por el bien de los ciudadanos europeos", insisten desde la comisión.
"En Europa tiramos cerca del 40% de los que se produce porque es el consumidor el que los deshecha. Sin embargo, en África es al revés, ya que donde se estropean más alimentos es en la cadena de producción, por la falta de seguridad alimentaria", expone una de las autoras del informe, Imme Scholz. De ahí, que cada vez se imponga más la necesidad de cambiar el estilo de vida y "ajustar las políticas", mantiene.
Salvo el carácter "demasiado europeísta", todas las referencias al informe fueron positivas. Entonces, "si todos estamos de acuerdo, ¿por qué se ha hecho tan poco en los últimos años en las cumbres sobre clima?", se pregunta el representante del Banco Mundial. Él mismo se responde: "Mantenemos las mismas recomendaciones que se hicieron en Río’92, por lo que está claro que la que necesitamos son más psicólogos para entender por qué la sociedad no se implica. Yo creo que es un problema de enunciado, no sabemos proponer las acciones. En lugar de decir que van a tener que pagar más por usar el avión, qué tal si lo planteamos como pagar un poco menos y ensuciar mucho el planeta". Con ejemplos como éste, Steer insistió en la inercia y la desidia que asedia los países desarrollados que convierte a sus ciudadanos en "miopes cognitivos".
Fuente: Belén V. Conquero para larazon.es
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