Si salen ustedes a pasear por el bosque y se encuentran un caballo solo y estacado en un árbol, probablemente se trate de un caballo que ha sido abandonado. Este fenómeno, que no es nuevo, se ha agudizado con la situación de crisis. Abandonar al caballo es una forma de reducir los gastos mensuales de una economía doméstica.
Susana Fernández-Escalante, miembro de la Asociación en Defensa de los Équidos que tiene un refugio en la localidad de Fonollosa, recuerda que "tener caballo se puso de moda. Las urbanizaciones estaban llenas de caballos. Casi si podría decir que en esta zona de cada cinco torres, una tenía caballo". Ahora este capricho se ha vuelto un gasto. Fernández-Escalante también recuerda que algunos "los compraban para luego revenderlos a mejor precio, pero ahora no hay compradores". Es por este motivo que en el refugio de Fonollosa ahora hay 30 caballos y se ha llegado “al límite”, según manifestó a la agencia ACN, Leonor Díaz de Liaño, otra de las responsables del refugio.
Caballos sin chip
Las trabajadoras del refugio de Fonollosa recuerdan que antes cuando alguien se quería deshacer de su caballo "lo llevaba a un matadero", pero ahora no los cogen porque necesitan importantes registros sanitarios. Además "se deben pagar 60 euros por una eutanasia y 200 euros para el traslado del caballo", recuerda Fernández-Escalante a la vez que lamenta que "hay gente que se lo quiere ahorrar". Actualmente todos los caballos deben llevar incorporado, al igual que los canes, un chip que permita localizar a los propietarios, "pero hasta hace una año esto no era necesario", recuerdan desde la asociación lo que facilita el abandono de caballos viejos.
Proceso de adopción
Desde la asociación promueven el proceso de adopción de los animales, aunque es un proceso riguroso y que implica "la concesión del caballo, pero no la propiedad", para garantizar el buen trato al animal. Fernández-Escalante lanza un llamamiento a todas las personas que quieran adquirir un caballo para que "piensen bien las necesidades que ha de tener el animal antes de adquirirlo".
370 rescates
Según datos facilitados por la agencia, 370 caballos han encontrado refugio gracias al trabajo dela Asociación para la Defensa de los Équidos a pesar de que en el refugio de Fonollosa no tan sólo se encuentran caballos, sino que también hay perros, gatos, cabras, ovejas, burros e incluso ratas, y es que las miembros de la asociación reconocen que no saben decir que no a ningún animal que “necesite un lugar donde volver a vivir de nuevo”.
Fuente: Carles Jódar para lavanguardia.com
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