¿Cómo pueden los perros encontrar droga en una aduana, supervivientes entre los escombros o minas en zonas de conflicto? Es verdad que lo consiguen gracias a su instinto, pero no sólo eso. Estos animales, que han llegado a protagonizar éxitos televisivos, han recibido desde que tienen apenas un año un duro entrenamiento y, detrás de su éxito, está el empeño de sus guías por hacer de ellos unos auténticos agentes del orden.
Para ello, España cuenta, en Madrid, con una de las mejores escuelas a nivel internacional: una piscina para entrenar, escombros con decenas de zulos donde se esconden supuestos supervivientes, coches con drogas ocultas en sitios remotos, distintos ambientes (una escuela, un dormitorio o un gimnasio) para simular ataques... Estas instalaciones de la Escuela Sinológica de la Defensa –donde se entrena ahora a 140 perros y se hacen cursos para todos los cuerpos y ejércitos del país– permiten a los perros acostumbrarse a situaciones extremas antes de enfrentarse a ellas. «Si trabajan en un sitio en el que el ambiente es extraño, disminuye su rendimiento, mientras que si les es familiar, se centran en su misión», explicó a LA RAZÓN el teniente coronel veterinario Jorge G. Parra. «Hacemos a los perros trabajar en situaciones de presión, con ruidos, oscuridad, superficies incómodas, diferentes olores... De esta forma aprenden a reaccionar correctamente cuando el peligro es real», aseguró.
Los «agentes caninos», como los humanos, también se especializan: seguridad y combate, detención de drogas, búsqueda y rescate y detección de explosivos, son las ramas principales. «La misión principal de los perros es evitar el acercamiento de las personas al peligro», contó Parra. «Por ejemplo, en las zonas de conflicto, cuando las tropas llegan a una población sin reconocer, el perro con su guía son los primeros en internarse, pues el animal consigue un gran control: si la persona descubierta no se mueve, el perro no le ataca, y si es un civil y se mueve, las lesiones serán mínimas». De esta forma se protege a los civiles, pero gracias a estos perros tan cuidadosamente entrenados también los agentes se exponen a menos riesgos. «En situaciones de peligro, siempre se adelantan al resto del equipo y les anticipan a qué se enfrentan».
¿Cuál es el secreto para conseguir que estos animales sean tan disciplinados? «Los perros tienen un enorme instinto de caza, y la mejor forma de hacerle buscar algo es hacerle creer que es su presa». Así, el entrenamiento de los canes –la mayoría son pastores alemanes o belgas– empieza cuando tienen un año, a los dos hacen sus primeros trabajos, y «se jubilan a los ocho o nueves años», declaró el teniente coronel. Después, son muchos los guías que deciden adoptar a su perro, sobre todo los que más se implican emocionalmente con ellos, como le pasa al cabo Pisabarro: «Fito es mi niño, su formación fue muy complicada y supuso mucha dedicación, sin embargo he conseguido que sea uno de los mejores perros de España y eso es muy bonito».
Fito, de misión en Afganistán
Muchos de los perros entrenados en esta escuela han recibido premios por acciones heroicas. Fito, un pastor belga de cuatro años, es uno de ellos, pues es el ganador del premio de Mascota Solidaria del Colegio de Veterinarios de Madrid en la feria de mascotas de Ifema. ¿Por qué? El pasado mes de enero participó en una misión en Afganistán. El cabo Roberto Pisabarro, su orgulloso guía, cuenta cómo Fito encontró una mina en un camino pedregoso de una población afgana: «No sabíamos bien a que nos enfrentábamos, pero Fito detectó enseguida el explosivo, que podía haber explotado a nuestro paso o al de algún vehículo de civiles». Así, el héroe canino evitó que fueran los soldados quienes «se jugasen la vida en busca del explosivo», relató Pisabarro.
Fuente: Almudena Docavo para larazon.es
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