Un profesor de la Universidad de Cornell está probando algas marinas como fuente de alimentación rica en proteínas para suplementar y reemplazar algunas de las mezclas de maíz y soja tradicionalmente administradas a los animales de producción.
En la actualidad, la alimentación animal compite de forma directa con las fuentes de alimentos para personas, lo que no es sostenible. Por eso, según el investigador, deben desarrollarse alternativas a la soja y el maíz para los piensos animales. Las algas producen 50 veces más aceite por acre (0,4 hectáreas) que el maíz, y menor impacto ecológico; utilizan nutrientes de manera más eficiente que las plantas de tierra sin dejar residuos, y se elimina la demanda de tierras de alta calidad o de suministros de agua.
Se estima que en el mundo hay aproximadamente 1.000 millones de cerdos, 1.000 millonesde vacas, 2.000 millones de ovejas y cabras y 40.000 millones de aves de corral. El cerdo medio consume alrededor de 660 libras de pienso (casi 300 kg) hasta su sacrificio, por lo que reemplazando sólo el 10% de ese pienso con algas, se ahorraría la considerable cantidad de hasta 33 millones de toneladas.
Las investigaciones preliminares han demostrado que las algas secas derivadas de la producción de biocombustible pueden reemplazar hasta un tercio de la harina de soja en dietas para cerdos y pollos. Es una fuente atractiva porque es elevada en proteína (20-70%), en comparación con aproximadamente el 10% en maíz y el 40% en soja.
Actualmente, el equipo de investigación de la Universidad de Cornell está trabajando en la actualidad para determinar qué algas eran las mejores, y los índices apropiados de algas, soja y maíz. Además, están discerniendo si hay riesgos o beneficios sanitarios adicionales para seres humanos en los productos resultantes, como la carne y los huevos.
Las muestras son enviadas a su laboratorio desde Hawaii, donde las algas se cultivan como parte de un proyecto piloto de 15 millones de dólares por Cellana y un consorcio multiuniversidad dirigido por profesores de la Universidad de Cornell.
Si se llevase a una escala comercial, se requerirán miles de hectáreas y cientos de millones de dólares.
Transformar un coproducto del biocombustible en un producto con un valor añadido podría ser la clave para la viabilidad comercial y podría “engendrar” otras nuevas industrias. Se espera que el mercado global de alimentación animal exceda las 1,5 billones de toneladas al año en 2020, un 15% de las cuales (220 millones de toneladas) es proteína. Esta nueva alga es una versión seca de las algas unicelulares. Su estructura más simple supone que sea más fácil “romperla”.
Además posee un elevado contenido lipídico, alrededor del 30%, en comparación con el 4% del maíz, y su inherente respuesta al estrés podría aprovecharse para la producción de aceite. Cuando les faltan nutrientes, las algas sufren cambios fisiológicos que hacen que exuden aceite.
Finalmente, cabe destacar que este proceso podría actualmente eliminar, además, sustanciales cantidades de dióxido de carbono de la atmósfera.
Fuente: Belén González Gracia para portalveterianria.com
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