Las nuevas recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la tuberculosis farmacorresistente exigen más investigación para guiar el tratamiento de esta enfermedad, según publica la revista ’European Respiratory Journal’.
El nuevo documento, ’Directrices de la OMS para la gestión programática de la tuberculosis farmacorresistente: actualización 2011’, se centra en el diagnóstico, el tratamiento y la atención de los pacientes con dicha infección. Según explican desde la organización, "su objetivo es orientar a los países, en particular a los de ingresos más bajos, a hacer un diagnóstico precoz de la enfermedad y fortalecer la atención al paciente".
La guía incluye 11 recomendaciones clave. Entre ellas destaca la relacionada con una utilización más amplia de la prueba de susceptibilidad a ciertos fármacos en el diagnóstico del paciente con tuberculosis farmacorresistente, que ha de realizarse antes de iniciar el tratamiento. Siguiendo esto, "se puede identificar con más celeridad a los pacientes que tienen tuberculosis farmacorresistente y, por lo tanto, iniciar el tratamiento adecuado lo más rápidamente posible, evitando así muertes innecesarias", confirman desde la OMS.
Otra de estas recomendaciones es que el mejor sistema de atención a estos pacientes es aquel centrado en la atención ambulatoria, es decir, fuera del hospital. Este modelo mejora la relación coste-efectividad del tratamiento.
La guía de la OMS también recomienda que los pacientes con esta patología reciban una fase intensiva de tratamiento con una duración mínima de ocho meses. Además, los afectados que no hayan sido tratados con anterioridad con fármacos de segunda línea para la tuberculosis deben ser sometidos a 20 meses de tratamiento. Así, la duración mínima recomendada de la terapia con fármacos inyectables se ha prolongado dos meses en relación con las directrices anteriores, como respuesta a la evidencia de que esto aumenta las tasas de éxito.
Para el director del Departamento contra la Tuberculosis de la OMS, el doctor Mario Raviglione, "esta actualización es un recurso clave para los profesionales sanitarios con responsabilidad en la atención de pacientes con tuberculosis porque refleja importantes avances en la tuberculosis y recoge los puntos que tendrán un impacto beneficioso en los resultados clínicos".
Por su parte, el presidente de la Sección de Infecciones Respiratorias de la Sociedad Europea de Enfermedades Respiratorias, el profesor G.B. Migliori, señala que "la nueva evidencia basada en las directrices de la OMS es un hito y los médicos especialistas en salud pública la estaban esperando con impaciencia para guiar sus intervenciones".
Según explica Migliori, "estas directrices son el resultado de una colaboración sin precedentes entre los máximos expertos mundiales y directores de programas nacionales, que aceptaron compartir los datos de sus respectivos estudios"
Aunque no se han producido cambios radicales respecto a las recomendaciones recogidas en las guías publicadas en 2008, la elaboración de este documento ha puesto de manifestó importantes lagunas en la investigación de la tuberculosis, como la baja calidad del tratamiento, su duración y el manejo de la enfermedad, "lo que sugiere que los sistemas sanitarios podrían optimizarse aún más en el futuro", afirman desde la OMS.
Los autores de las nuevas recomendaciones reclaman más investigación para ayudar a mejorar el manejo de la enfermedad, incluyendo la puesta en marcha de ensayos controlados para determinar la mejor duración del tratamiento y las combinaciones de fármacos que aumentan las probabilidades de éxito.
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