Algunos estudios sugieren que ciertos animales son capaces de sentir las señales previas a un movimiento sísmico. Un equipo de investigadores de la Open University de Reino Unido ha recopilado datos de las poblaciones de sapo común (Bufo bufo) en las cercanías de la ciudad italiana de L’Aquila cuando esta resultó devastada por un terremoto el 6 de abril de 2009. Según el estudio, cinco días antes del seísmo el 96% de los machos había abandonado el lugar de cría, situado a 74 kilómetros del epicentro. Tres días antes del temblor, no quedaba una sola pareja reproductora. Los investigadores apuntan que no apareció ninguna nueva puesta de huevos desde el día del gran seísmo hasta después de la última réplica de magnitud mayor que 4,5, y han descartado otros factores ambientales como posibles causas del éxodo de los anfibios.
El estudio, publicado en Journal of Zoology, señala que la huida coincidió con un registro de cambios en la ionosfera, la capa más externa de la atmósfera. Otros autores han señalado que estas alteraciones pueden deberse a la liberación de gas radón del suelo o a la formación de ondas gravitatorias antes de un seísmo.
Según la directora del trabajo, la bióloga Rachel Grant, "el estudio es uno de los primeros que documentan el comportamiento animal antes, durante y después de un terremoto. Los resultados sugieren que los sapos son capaces de detectar indicios presísmicos como la liberación de gases y partículas cargadas, y emplearlo como sistema de alerta temprana".
FUENTE: PÚBLICO.ES
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org