Viven en un paraíso natural. Corren por los volcanes, montañas y lagos de las fronteras entre República Democrática del Congo (RDC), Ruanda y Uganda. Son unos 786. Comen bambú, tallos de vegetales, algunos insectos y frutas. Pueden pesar hasta 160 kilos de peso y son tranquilos. Van a su bola, son inteligentes, carismáticos y se mueven en grupos pequeños. Son los gorilas de montaña y están en peligro por la caza incontrolada, los conflictos de la zona y la destrucción de su hábitat. A todo esto se suma ahora un nuevo factor de riesgo: el oro negro, presente en las entrañas de esta tierra exuberante. Varias compañías petrolíferas han puesto sus ojos en el Parque Nacional Virunga, en RDC, el segundo país con mayor superficie de bosque tropical mundial, después de Brasil. Esta reserva natural constituye el primer parque nacional de África, es Reserva de la Biosfera y uno de los hogares del gorila de montaña. El petróleo puede acabar con el único lugar del mundo en el que estos primates no están en declive.
WWF ha iniciado una campaña mundial con el objetivo de paralizar el proceso y se han conseguido más de 80.000 firmas. De momento, ya se han visto los primeros resultados. La empresa británica Soco había recibido el visto bueno del gobierno de RDC para explorar el parque en busca de petróleo. Se encendieron las alarmas. Félix Romero, responsable del Programa de Bosques de WWF España, incluso se reunió con el embajador español en RDC. "En todo momento", recuerda Romero, "se mostró sensible con la problemática y colaborador para transmitirle al gobierno de RDC la petición de la sociedad y del gobierno españoles de paralizar el proceso". En el resto del globo, el ruido también fue grande: más reuniones diplomáticas, firmas, cartas. Debido a la presión mundial, el ministro congoleño de Medio Ambiente dio marcha atrás a su autorización el pasado 17 de marzo. El Gobierno ha informado de que llevará a cabo su propio estudio porque no se fía del elaborado por la empresa, al que califica de "prematuro, superficial y no ajustado a los estándares que se esperaban". Las organizaciones ecologistas han aplaudido el gesto.
Con todo, aún no se puede cantar victoria. Existen más empresas cuyas exploraciones petrolíferas en la zona aún están pendientes de aprobación. ¿Qué puede pasar? "Pues aún no lo sabemos", contesta Romero. "Seguiremos manteniendo la presión. El modelo de desarrollo de la República Democrática de Congo no debe basarse en la explotación de recursos naturales agotables, sino en el uso social y ambientalmente responsable de su biodiversidad y sus recursos forestales. La mayoría de los bloques concedidos a esas compañías se encuentran en el interior del parque y podrían tener una repercusión muy negativa si salen adelante".
En ese caso, la extracción de petróleo provocaría el desplazamiento de animales de la misma especie y los enfrentaría a luchar por el mismo territorio. Eso sin contar el impacto de la construcción de carreteras, pistas y oleoductos en mitad de los bosques o los métodos sísmicos que se utilizan durante los sondeos previos de exploración. Con más vías por las que puedan circular vehículos, podría aumentar la caza ilegal o furtiva.
Y mientras, los 786 gorilas están ajenos a toda la polémica. Luis Suárez, responsable del programa de especies de WWF, afirma que "el gorila de montaña es una especie separada del resto de gorilas y que cada vez están más aislados". Los programas de conservación del gorila, recuerda WWF, no solamente trabajan para proteger esta especie, sino también para preservar miles de ejemplares de fauna y flora. Un dato ilustrativo: en 2030 más del 90% de los hábitats del gorila habrán sido alterados por el ser humano. En Virunga, existen más de 700 especies de aves y más de 200 especies de mamíferos. Todos se encuentran tan amenazados como los gorilas de montaña.
Fuente: CRISTÓBAL RAMÍREZ para elpais.com
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