Los aliens han invadido Europa. La central nuclear de Garoña, a la orilla del Ebro en Burgos, ha tenido que emplear una pintura especial para ahuyentar la plaga de mejillón cebra, que tapona sus tomas de agua del río. El mosquito tigre, que entró en Europa a través del comercio de neumáticos usados, es un taxi para 22 virus diferentes. El plumero de la Pampa llegó a España como planta ornamental y ahora ocupa toda la cordillera cantábrica, expulsando a las especies nativas. Y así hasta 11.000 invasores en Europa, de los que unos 1.500 son potencialmente peligrosos para los inquilinos del continente, según la Comisión Europea. En España, hay 1.400, y 200 son especialmente nocivos.
Ahora, un estudio internacional alerta de que "lo peor está por llegar en las próximas décadas", según ilustra una de sus autoras, la ecóloga Montserrat Vilà, de la Estación Biológica de Doñana (CSIC). En 2008, otro trabajo desveló que la riqueza y la densidad de población son los dos factores que más influyen en el aumento de especies invasoras en Europa, por encima de otros factores sobrevalorados hasta entonces, como el clima. El nuevo estudio va más allá y asegura que las plagas que hoy sufre Europa están más relacionadas con los indicadores socioeconómicos de 1900 que con los del año 2000. El boom económico vivido en el continente en los últimos años explotará en forma de invasión de aliens en unas décadas.
Una peste imparable
"El desarrollo implica más turismo, más mascotas exóticas, más buques en nuestros puertos. Y hay un desfase entre la entrada de una especie y su impacto", explica Vilà. Sólo en 2008, la UE gastó unos 12.000 millones de euros en intentar controlar estas especies invasoras y en reparar el daño que ocasionan. Y son estimaciones muy conservadoras, según admite Bruselas. EEUU desembolsa unos 80.000 millones de euros cada año para frenar este asalto biológico. Según Vilà, el fenómeno es "imparable" y habrá que multiplicar la inversión en las próximas décadas, también en España, cuando emerjan las verdaderas consecuencias del boom económico basado en el ladrillo.
El estudio, dirigido por Franz Essl, de la Agencia de Medio Ambiente de Austria, ha utilizado datos de especies invasoras ya establecidas en 28 países europeos. Los autores, mediante un modelo informático, han ligado la evolución de estas pestes durante el siglo XX con tres indicadores socioeconómicos: el producto interior bruto, el número de personas por kilómetro cuadrado y el nivel de exportaciones. Su conclusión, publicada hoy en la revista PNAS, es que las actividades humanas crean una "deuda de invasión" que los ecosistemas no pagan hasta que pasan unas décadas.
"El cabo de Gata, en Almería, se ha desarrollado turísticamente en la última década. Ahora ves que las rotondas y los jardines están decorados con plantas exóticas. Dentro de 20 años, las veremos en los campos", pone como ejemplo Vilà. Esta bióloga calculó en 2008 que España había gastado 50 millones de euros "como poco" en combatir las plantas invasoras en la última década. Ahora intenta estimar el coste del desaguisado provocado por los aliens animales. "Será mucho más", avisa.
Fuente: MANUEL ANSEDE para publico.es
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