Este fenómeno, denominado hipoxia, está íntimamente relacionado con el calentamiento, como han probado los investigadores del CSIC Raquel Vaquer y Carlos Duarte.
Hasta ahora ya se sabía que el cambio climático aumenta la vulnerabilidad de los seres marinos, pero no se había relacionado de manera tan contundente la relación entre más calor, que hace crecer las necesidades de respirar de la fauna de los ecosistemas marinos, y la falta de oxígeno. Según este estudio, el tiempo de supervivencia de los organismos expuestos a estas nuevas condiciones se reduce en un 74%.
Las zonas marinas que más sufren y sufrirán este ahogo serán estuarios, bahías cerradas, lugares con exceso de presión humana y áreas con poca circulación de aguas. A estas condiciones geográficas se sumarán las riadas, que se multiplican por culpa del cambio climático y que ahogarán más todavía las costas, porque el agua dulce y la materia orgánica que arrastran en su salida al mar provocan mayores niveles de estancamiento. Además, el calentamiento provoca que las zonas afectadas por la falta de oxígeno se expandan.
"El agua se estratifica como si se quedara estancada, por lo que hay un menor intercambio con la atmósfera", dice Raquel Vaquer, la investigadora que encabeza el trabajo publicado en Global Change Biology.
"En la actualidad, el mar Báltico y el Adriático son los puntos en los que el fenómeno se sucede con mayor fuerza. De hecho, en el Báltico se duplica la falta de oxígeno a causa del aumento de la temperatura", asegura Vaquer, que señala la existencia de unos 400 puntos críticos en el planeta. En España, las aguas mallorquinas de Puerto Colón son el mejor ejemplo de componentes que se ahogan por la caída de la concentración de oxígeno.
De entre todos los organismos marinos, los primeros damnificados serán los crustáceos, mucho más sensibles tanto al aumento de la temperatura como a la falta de oxígeno. En cambio, la resistencia al cambio climático la podrían liderar los moluscos, mucho mejor preparados para defenderse de estas situaciones adversas, ante las que responden con distintas estrategias. "Pueden cerrar las valvas y resistir sin oxígeno. Por ejemplo, las ostras pueden aguantar durante varios días en esta situación", ejemplifica la oceanógrafa.
Fuente: JAVIER SALAS para publico.es
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