La vacuna habitual es trivalente, es decir, contiene tres antígenos correspondientes a tres tipos distintos de virus gripales. Hasta ahora incluía una cepa A(H1N1) que había circulado entre nosotros desde hace más de 20 años, una cepa A(H3N2) también circulante desde hace décadas y una cepa tipo B. La recomendación sobre la cepa B no se ha modificado (será la misma que esta temporada), la relativa a la cepa A(H3N2) ha sido ligeramente modificada debido a pequeños cambios en las cepas circulantes (deriva antigénica), pero es esencialmente similar a la ya incluida.
El cambio importante, lógico y necesario, se ha llevado a cabo al eliminar de la vacuna la antigua cepa A(H1N1) y sustituirla por la nueva cepa pandémica A(H1N1). Esta cepa pandémica ha causado la práctica totalidad de los casos de gripe este año pasado 2009, bien en su ola inicial (verano) o en la epidemia de octubre-noviembre, y ha desplazado prácticamente al resto de cepas gripales.
En España se distribuye habitualmente la vacuna trivalente en octubre y se emplean dos tipos básicos, una vacuna no adyuvada y una vacuna con adyuvante. Ambas se emplean desde hace años, sin problemas de seguridad. Su eficacia y efectividad, aunque es objeto de controversia, es lo suficientemente adecuada para recomendar la vacunación a los grupos habituales de riesgo (simplificando: personas de más de 60-65 años de edad, diversos tipos de pacientes con enfermedades crónicas o inmunosupresoras, mujeres embarazadas y personal sanitario).
Es posible que España opte por emplear una vacuna trivalente, la recomendada por la OMS, hecho que supondría la vuelta a la normalidad en la vacunación, tras la situación excepcional vivida este año pasado.
Se ha comentado que es posible que las multinacionales que fabrican la vacuna podrán usar el sobrante de antígeno específico obtenido de la cepa A(H1N1) este año pasado, incorporándolo a la vacuna trivalente, lo que supondría un mejor aprovechamiento del material. Las vacunas monovalentes pandémicas A(H1N1) sobrantes en poder de los gobiernos, como el Español, pueden intentar devolverse a los fabricantes, cederse a la OMS o directamente a países que las requieran. Si no pueden cederse o devolverse, serán inútiles, lo que supone obviamente un gasto innecesario, pero imprevisible en el momento de tomar la decisión de adquirirlas.
España, como todos los países de renta alta, compró una ’póliza de seguro’ con estas vacunas, y afortunadamente no ha tenido que declarar ningún ’siniestro’. Los analistas de salón, los que siempre analizan los resultados tras acabar el partido, seguirán criticando esta decisión.
La vacuna trivalente 2010-2011 se comenzará a fabricar rápidamente. No se llevaran a cabo grandes ensayos clínicos con ella (no se realizan habitualmente). Se comprobará su eficacia (si es capaz de generar suficientes anticuerpos para considerar que puede protegernos razonablemente de la infección por estas tres cepas de virus gripales) en un número limitado de voluntarios y se comprobará su reactogenicidad (que tipo y gravedad de reacciones locales se producen tras la inyección). La seguridad de la vacuna vendrá avalada, como cada año, por la experiencia acumulada de millones de dosis empleadas sin problemas especiales en las últimas décadas.
Si todo va como parece, en octubre de 2010 nos recomendaran vacunarnos de la gripe (como cada año). Espero que se alcancen y superen las tasas vacunales (excelentes) que teníamos habitualmente en gripe estacional en España. En los EUA, el grupo de expertos que realiza estos análisis para dar soporte a las decisiones en materia vacunal (denominado ACIP) ha dado además un paso adelante muy notable. Acaba de recomendar que se vacune de la gripe cada año prácticamente todo el mundo (aproximadamente un 85% de la población), incluyendo niños (ya lo hacían habitualmente en los EUA) y adultos jóvenes sanos (la novedad), además de ampliar los grupos de mayor riesgo a las personas obesas. Este es un paso adelante lleno de sentido común, vista la situación epidemiológica actual, aunque caben matices al situarlo en el contexto del sistema sanitario de los EUA: allí, la mayoría de ciudadanos tiene que comprar (y pagar) la vacuna.
Aquí, como casi todo en Sanidad, la vacuna es gratis para todos aquellos en los que está indicada oficialmente. Por eso quizás nos permitimos el no apreciar verdaderamente el esfuerzo y las ventajas que una campaña pública de vacunación de la gripe supone para todos.
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FUENTE: Antoni Trilla para Elmundo.es Salud
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