Los salmones transgénicos están cerca de remontar río arriba hasta los restaurantes, pero todavía quedan algunos cabos sueltos por atar para que su consumo sea aprobado. La Administración de Alimentos y Medicamentos de EEUU (FDA) le dio un primer visto bueno a finales de septiembre pero ahora, cuando quedan pocos días para que tome su decisión definitiva, surgen nuevas dudas sobre la conveniencia de sacar al mercado el primer animal transgénico destinado a servirse como comida.
El nuevo salmón, que incluye genes de otras dos especies de peces, alcanza en apenas año y medio las dimensiones propias de un salmón atlántico de tres años, por lo que necesita menos inversión para comercializarlo. Pero esta circunstancia podría revolucionar el mercado alimentario de EEUU y los entornos naturales del salmón atlántico si un ejemplar transgénico escapara a aguas abiertas. Así lo advierte un artículo de opinión que publica hoy la revista Science, que pone en duda los métodos seguidos por la FDA para aceptar las pretensiones de la empresa Aquabounty, propietaria del salmón modificado.
Según los investigadores de las universidades de Duke (EEUU) y Stavanger (Noruega) que firman el trabajo, el proceso de la FDA para decidir sobre el consumo del AquAdvantage como se llama el nuevo pez "falla" por no tener en cuenta que el producto puede afectar al consumo total de salmón, al de otras fuentes de proteínas y al medio ambiente.
"Consecuencias indeseadas"
"El regulador debe considerar todos y cada uno de los posibles riesgos para evitar consecuencias indeseadas", defienden los investigadores, ya que la FDA se limitó a examinar los riesgos de un salmón modificado en comparación con otro convencional, sin encontrar riesgos para la salud de los consumidores. Los autores del artículo citan la posibilidad de que un ejemplar modificado alcanzara aguas abiertas, donde es "plausible" que se diera una transferencia genética a "sus primos salvajes". De hecho, la FDA exige en su aprobado provisional que el AquAdvantage sólo pueda criarse en tanques situados en tierra firme, lejos del posible salto a la libertad.
"El regulador debe considerar todos y cada uno de los posibles riesgos"Los investigadores recogen la hipótesis de la propia FDA, que asume que el nuevo salmón reemplazará al convencional en el mercado, para advertir de otros riesgos, como que se esquilmen los peces que se usan para alimentar al nuevo salmón tras dispararse su consumo.
"En Europa se decidirá de la misma manera que en EEUU: analizando científicamente el riesgo derivado de su consumo", asegura Josep Casacuberta, miembro de la homóloga europea de la FDA (la EFSA). Casacuberta apuesta por mantener separado el "método científico y el análisis de datos de las especulaciones gratuitas como las que se desarrollan en ese artículo".
Fuente: Javier Salas, para publico.es
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