Se ha pasado de contabilizar "78 casos de delitos por muerte y ensañamiento de animales domésticos en 2009, a 47 casos en los 9 primeros meses de 2010", precisa el teniente Vivas, lo que supone una reducción del 20 por ciento aproximadamente.
En cuanto a delitos por lesiones graves "la cifra ha descendido de 27 casos en 2009 a 13 entre enero y septiembre de 2010", es decir una reducción del 35 por ciento.
Las peleas de perros siguen la misma línea de descenso ya que de enero a septiembre de 2010 no se ha detectado ningún caso (un solo caso en 2009)
En 2009 hubo 8 detenidos y 29 imputados por muerte y ensañamiento animal, mientras que hasta septiembre de 2010 la relación es de 3 detenidos y 13 imputados, una reducción aproximada del 50 por ciento.
Para el teniente del Seprona, la regresión de estos hechos delictivos se debe en primer lugar a una mayor concienciación y educación de las generaciones actuales que están en contacto con los animales, "son mas modernas y educadas", y en segundo lugar a que es menor el uso de animales como "herramientas".
Antiguamente un burro o un buey eran simples herramientas, se les extenuaba hasta la muerte -prosigue- y hoy en día la relación se centra más en la afectividad y compañía.
Sin embargo en esta relación de afectividad el animal doméstico que menos ha mejorado es el perro, ya que en muchos casos está asociado a usos o negocios como la caza, carreras de galgos o peleas que hacen que tenga una mayor propensión para ser víctima del maltrato.
En el extremo opuesto se situarían las aves, en las que los casos de maltrato apenas existen, ya que no hay una relación de uso o herramienta.
José Manuel Vivas considera que no se ha realizado ningún estudio en profundidad que retrate la figura del maltratador de animales, pero señala que, en función del tipo de maltrato, se puede encontrar un abanico por grupos de edad, desde jóvenes asociados a grupos marginales tipo "skinhead" hasta el varón de más de cincuenta años de edad relacionado con el mundo rural y de la caza.
Explica que "el afán, el espíritu de los cazadores y en concreto del que caza con galgos es tener el mejor perro, el que sea más efectivo, el que cace más, y el que no me vale, lo cuelgo".
"Pero no es un ensañamiento", ha precisado "lo que para nosotros es una indignidad para ellos es su cultura, lo que han aprendido".
Aún así no todos los cazadores entran en ese grupo, matiza el teniente Vivas, el mundo de la caza es un mundo muy "tradicional" en donde los básico gira en torno a una cuestión de "educación y cultura ancestral".
Fuente: EFE para agroinformacion.com
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