La alergia a la leche es un problema que afecta entre un 0,3 hasta el 7,5% de los lactantes, según diferentes estudios y, en el caso del huevo, la prevalencia oscila entre 0.2-1.7% de la población. Además de su elevada incidencia, se trata de un problema de importantes repercusiones en la calidad de vida de los pacientes. En los últimos años se ha registrado un aumento de la prevalencia de esta enfermedad, según recogen los últimos datos publicados en un estudio hecho por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica.
Con el objetivo de abordar este problema y conseguir la curación de los pacientes, el Hospital Clínico San Carlos puso en marcha en 2006 un tratamiento de «Inducción de tolerancia oral» para personas con alergia persistente a proteínas de leche y, posteriormente, para pacientes con alergia persistente a huevo. Desde entonces, han sido tratados un total de 80 pacientes pediátricos, y el 100% han conseguido tolerar estos alimentos. El perfil de pacientes es de mayores de 4 años en el caso de la leche y mayores de 5 en el caso del huevo, que siguen un tratamiento de pocas semanas de duración: cuatro en el caso de la leche y cinco para el huevo.
En régimen ambulatorio
«El tratamiento se hace en régimen ambulatorio y consiste en la administración, de forma controlada, y siempre bajo supervisión médica, de cantidades progresivamente crecientes del alimento implicado hasta alcanzar la tolerancia al mismo», explica Mónica Rodríguez Álvarez, de la Unidad de Alergias Alimentarias del Hospital Clínico San Carlos, de Madrid. «A lo largo del proceso los pacientes reciben la medicación necesaria para minimizar el riesgo de reacciones y se va retirando de forma progresiva tras alcanzar la tolerancia a las dosis máximas, 200 mililitros en el caso de la leche y una unidad entera para el huevo».
La alergia a proteínas de leche de vaca suele desarrollarse en los primeros meses de vida, de forma coincidente con la introducción de la lactancia artificial y, en el caso del huevo, debuta en la segunda mitad del primer año de vida. La evolución natural de la enfermedad es la resolución en la mayoría de los casos.
Alrededor de un 80-85 % de los pacientes alérgicos a leche alcanzan la tolerancia durante los cuatro primeros años de vida y, en el caso del huevo, el 66% de los pacientes lo hacen tras 5 años de seguimiento. Sin embargo, en el 15-20% restante con frecuencia permanece hasta la edad adulta pasando a considerarse pacientes con alergia persistente a leche y/o huevo.
«En el momento actual se dispone de datos de seguimiento de los pacientes a 12, 24 y 36 meses que demuestran que, una vez alcanzada la tolerancia, ésta se mantiene a lo largo del tiempo. «En cuanto a los parámetros inmunológicos, se observa igualmente que los cambios que se producen tras el tratamiento se mantienen a lo largo del seguimiento», matiza la alergóloga.
El diagnóstico de alergia a un alimento conlleva una importante alteración en la calidad de vida tanto de los pacientes como de sus familiares. Con alimentos tan presentes, como la leche y el huevo, la intolerancia obliga a tener un exquisito cuidado a la hora de realizar actividades tan cotidianas como la compra. Se debe aprender a reconocer las distintas formas en que aparece este alimento en los etiquetados y obliga, además, a realizar dietas altamente restrictivas. Además, hay que tener en cuenta el riesgo que se deriva de los posibles contactos accidentales con los alimentos a los que el paciente es alérgico, que pueden dar lugar a reacciones que abarcan desde las más leves (lesiones cutáneas), a otras tan graves como la anafilaxia.
Fuente: M. de Andrés , para abc.es
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