Los técnicos que han elaborado el estudio indican, en lo referente a la biodiversidad vegetal terrestre, que el cambio climático afecta a las especies y, de forma indirecta, a través de la modificación de las interacciones entre plantas y animales o por las consecuencias sobre el suelo.
Se presumen alteraciones en el período de formación de las hojas, de las flores y de los frutos. A ello se añaden otras cuestiones, como la disminución de la productividad potencial debido al descenso en la disposición de agua, informó la Agencia Canaria de Desarrollo Sostenible y Cambio Climático.
En cuanto a la biodiversidad vegetal marina, las especies más amenazadas son las que tienen su límite meridional de distribución en Canarias. El informe asegura a este respecto que ya se pueden apreciar importantes regresiones en determinados lugares de las islas. También figuran casos de algas nativas favorecidas por el proceso de tropicalización, como ocurre con algunas de características termófilas.
Con respecto a la fauna, en lo relativo a la biodiversidad terrestre se constata que ante un clima más cálido las especies no pueden responder en los ecosistemas insulares de igual manera que en los continentes. Al no poder desplazarse hacia el norte intentan hacerlo en altura. Además, las variaciones en las condiciones climáticas pueden afectar a los ciclos reproductivos de los vertebrados y a sus posibilidades de alimentación y supervivencia.
En el caso de la fauna marina, el aumento de la temperatura ha provocado el desarrollo de nuevas especies, el incremento poblacional de las nativas de origen tropical y la disminución de otras de origen templado.
Fuente: consumer.es
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