En 2022 el Colegio de Alicante (Icoval) decidió aplazar los cursos que, gracias al convenio que mantiene con la Diputación de Alicante, realiza cada año con personal vinculado con ayuntamientos (técnicos o incluso ediles de medio ambiente, agentes de la policía local...). Entonces ya se ultimaba la tramitación de las dos decisivas normas que fueron aprobadas en marzo y que iban a reforzar el papel y las competencias de los municipios en materia de bienestar animal y tenencia: la Ley 2/2023 (valenciana) y la Ley 7/2023 (nacional). El 8 de junio Icoval retomó esa formación, y se introdujo a 30 técnicos de diferentes ayuntamientos alicantinos en cómo gestionar colonias felinas y en cómo afrontar las nuevas exigencias definidas en sendas leyes.
Fue Pablo Calatayud, veterinario de la Asociación Refugio Aspe y del Centro La Torre del mismo municipio quien impartió el curso.
Personal no cualificado
Calatayud comenzó aportando algunas pinceladas sobre lo que debe exigirse para una correcta gestión de estos grupos de felinos. “Es un tema complejo, también por la diversidad de opiniones que hay al respecto”, dijo en un primer momento para acabar por reconocer que es un terreno relativamente “nuevo, que irá mejorando año a año”. Tras esa primera concesión, advirtió de la evidencia de que, hasta el momento y en la mayor parte de casos, “las colonias están siendo gestionadas por personal no cualificado, que toma decisiones erróneas y que tampoco dispone del aporte económico necesario”.
Acto seguido, repasó el amplio listado de acciones relacionadas con la veterinaria ya incluidas en el ámbito competencial municipal: gestión de registros de animales de compañía, de los potencialmente peligrosos, de las propias clínicas, tiendas de animales y refugios; mantenimiento y supervisión de la protectora municipal; temas de seguridad e higiene alimentaria, salubridad pública (plagas urbanas, animales vagabundos y abandonados); tenencia responsable de mascotas; expedientes sancionadores en materia sanitaria (alimentarios, vinculados a conflictos vecinales con animales, medio ambiente...). Y repasó esos otros terrenos propiamente veterinarios que también pueden incidir en lo local, como la prevención frente a zoonosis; el control y atención sanitaria de núcleos zoológicos, de las explotaciones ganaderas y centros de recuperación de fauna...
Ante todo lo cual planteó una pregunta abierta a la consideración de estos técnicos locales: “Si pudiérais decidir… ¿contrataríais a un veterinario?”.
Nuevas competencias
Pues bien, con la progresiva aplicación de las dos leyes citadas, los ayuntamientos deberán sumar a todo ello novedades o mayores responsabilidades en el control de la fauna urbana perjudicial, de los centros de cría y venta de animales de compañía, en el servicio de recogida y acogida de animales (si es de gestión externalizada), en la retirada de cadáveres o atención a los heridos en vía pública, deberán redactar protocolos de actuación frente a situaciones de vulnerabilidad animal así como planes de evacuación y emergencia ante catástrofes, habilitar espacios en parques para los animales... .
Los felinos
El grueso de la exposición de Calatayud versó, sin embargo, sobre la nueva obligación más evidente: la gestión de colonias felinas a través del método CES. Antes de ello describió a los felinos -su naturaleza, alimentación, enfermedades, reproducción- y aportó detalles del coste que supone controlar todo ello. Finalmente entró de lleno en la identificación de sus miembros, en cómo declarar y autorizar una colonia y en su propio modelo de gestión.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org