Licenciada por la U. de Murcia, ejerció por cuenta ajena y como autónoma durante un periodo hasta que descubrió su vocación por el servicio público. Trabajó en VAERSA, hizo sustituciones como inspectora en el matadero de Orihuela, de donde es oriunda y como interina en Sanidad Exterior del Puerto de Alicante primero y en la Dirección Territorial de la Conselleria de Agricultura, más tarde. Pero ‘Mamen’ -como gusta ser llamada- aspiraba a que su “trabajo cambiase las cosas y afectara a la gente”. Así que empezó a opositar hasta que, finalmente, se topó con el trabajo de su vida y se ganó la plaza. Desde 2011 Carmen Martínez Leandro es veterinaria municipal de Orihuela, una rara avis en la provincia -sólo hay dos más en Alicante y Elche- pero también en los otros 402 municipios del resto de la Comunitat. En 2020 recibió el premio de Icoval ‘a la trayectoria más comprometida’ por su “actuación en aras al bienestar de los animales y la defensa de la salud pública en las adversas circunstancias derivadas de la DANA que afectó a la Vega Baja de Alicante”.
Pregunta: ¿A qué se dedica una veterinaria municipal?, y en su caso, ¿cuáles son sus responsabilidades?
Respuesta: Debería ser una figura garante para asesorar, informar o supervisar el cumplimiento del bienestar y la sanidad animal así como de la salud pública. Esta sería -básicamente- la definición teórica, así tendría que estar tipificado este servicio tanto a escala municipal como, en su caso, mancomunado. El problema es que luego las funciones acaban siendo las que marque la Relación de Puestos de Trabajo (RPT) y en este sentido puedes encontrar tantas funciones como salidas tiene la Veterinaria. En mi caso no tengo RPT definida así que, conforme me van dando responsabilidades las voy asumiendo y así ejerzo también como técnico responsable del servicio de sanidad, promoción de la salud, policía sanitaria mortuaria... y claro soy la responsable del Centro de Protección Animal, que hoy tiene plazas para 192 perros y 68 gatos y del que me siento bastante orgullosa porque creo que funciona razonablemente bien.
P: Icoval ha venido insistiendo, de la mano de la Diputación, en acercar al veterinario a los técnicos municipales e incluso policías locales –a través de cursos de formación- porque son los ayuntamientos quienes, en la práctica, tienen que abordar las cuestiones relacionadas con las mascotas. El CVCV firmó hace meses un convenio con la FVMP para facilitar la contratación, en plantilla o para prestar servicios, de veterinarios por parte los ayuntamientos. La conciencia animalista es un hecho que va a más. ¿Por qué en tales condiciones los veterinarios municipales como usted son tan escasos?
R: La Ley de Bases del Régimen Local recoge que los municipios son responsables de la gestión de los residuos sólidos urbanos, de la salubridad pública, la sanidad ambiental y en la Comunitat, de la recogida de animales abandonados. Fuera de eso el ayuntamiento no tiene competencias en materia de bienestar y sanidad animal, salvo con los animales domésticos. Al final, como no hay una norma superior que los obligue y no somos una profesión muy exigente a la hora de defender nuestras competencias, los ayuntamientos suelen cubrir todo eso con un técnico que pocas veces es veterinario.
P: Pero es el municipio el que lidia con el abandono, con las colonias felinas, los maltratos, los ladridos molestos, la gestión de espacios para mascotas...
R: Sí. Los ayuntamientos están delegando las funciones de autoridad en materia de bienestar animal en la policía local, que hace lo que puede. Respecto al abandono o las colonias felinas, todos o la mayoría suscriben convenios con asociaciones o empresas. ¿Quién o cómo se supervisan esos convenios, esos criterios dados para conceder ayudas?. Si únicamente se justifican con facturas de piensos y de veterinarios que identifican animales, vacunan o esterilizan.., para eso no hace falta un veterinario municipal. En Orihuela soy yo la responsable de todo eso y así debería ser en todos los municipios o, al menos, los de una cierta dimensión. Se crean Concejalías de Bienestar Animal y de Medio Ambiente pero, en la práctica, responden a cuestiones sociopolíticas y, si no median profesionales, su existencia no implica mayor exigencia real o rigor técnico.
P: Ha sido muy crítica con la Ley de Protección Animal del Gobierno, ¿Por qué?
R: Cuando ví el anteproyecto y el vídeo de presentación me quedé fría. Fue fácil reconocer todas las reivindicaciones de la última década del movimiento animalista y de las protectoras pero no se aprecia que hayan tenido en cuenta los criterios de los veterinarios de las administraciones y claro, el texto chocaba con otras legislaciones nacionales y será problemático en su aplicación.
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org