“Compartimos la preocupación de los cazadores. Firmamos un convenio con la federación, de hecho, para garantizar una correcta formación a los cazadores y a los propios veterinarios y estamos dispuestos a buscar soluciones de la mano de la Administración como reclaman pero esta situación no es achacable ni a estos profesionales ni a sus colegios. Doy por sentado que los cazadores no quieren que las soluciones que se planteen se hagan a costa de jugar con la salud de los consumidores de ésa carne”, advierte la presidenta del CVCV, Inmaculada Ibor. Convendría recordar que, en mayo, se confirmó en Ciudad Real el mayor brote de triquinosis en 7 años, tras sacrificar sin control veterinario a un cerdo.
Lejos de permanecer pasivos, los colegios sí se han ocupado de este asunto. En los últimos meses, el de Valencia (ICOVV) mantuvo dos reuniones con la Federación y fruto de estos encuentros, en marzo, se firmó un acuerdo de colaboración entre las entidades representativas de cazadores y veterinarios a nivel autonómico.
Convenio y curso
En tal convenio, de un lado, se ofrecía a la Federación formación en materia de sanidad animal, bienestar, identificación y salud pública para que los cazadores puedan cumplir con lo también prescrito con la normativa vigente y realizar, entre otras cuestiones, los controles in situ de las piezas cobradas. Del otro, se acordó crear una bolsa de “veterinarios colaboradores” que ofrezcan sus servicios de forma eficiente y responsable.
Junto a ello, se ha venido trabajando con el CECAV (Centro Calidad Avícola de la CV) para facilitar a los veterinarios los conocimientos necesarios para realizar las pruebas de triquina por el método que obliga la normativa desde 2015, el de digestión. Es más, con vistas a promover la acreditación que el CECAV expide a las clínicas para realizar esta prueba por este método, se cerraron para los días 15,16 y 17 de julio unas jornadas al respecto. Tal acción no pudo concretarse por causas ajenas al ICOVV pero pronto se convocarán otra vez.
Alternativas
En la misiva de respuesta de la presidenta del CVCV a la carta remitida por la Federación de la CV se proponen dos alternativas no excluyentes para encontrar soluciones a la situación planteada. De un lado, se apela a la alternativa descrita en el propio Decreto 201/2017 del Consell, por el que se regula la venta de proximidad de productos primarios y agroalimentarios. En este texto, efectivamente, se plantea “crear espacios o locales a nivel de mancomunidades o comarcas” donde se puedan llevar los animales abatidos para centralizar las tomas de muestras y el control de los animales destinados a ser consumidos en los en canales cortos de comercialización. De esta manera, se advierte en el decreto, se evitarían “los problemas de abandono de los animales, puesto que podrían con su venta compensar los costes derivados del control, incluido el diagnóstico de triquina”.
Del otro, el CVCV propone que, de forma complementaria, se pueda favorecer que “los centros veterinarios puedan realizar la prueba creando una red de centros que abarque toda la Comunidad Valenciana”.
Veterinario habilitado
Días antes de desatarse la polémica levantada por la Federación de Caza (ver art. superior), la Conselleria de Sanitat Universal reguló las condiciones en las que se habilitarán veterinarios para el control sanitario de pequeñas cantidades de carne de caza silvestre (Orden 3/2019 de 12 de julio). Era ésta la cobertura legal necesaria para que los colegios pudieran organizar los cursos de formación necesarios para el control sanitario, entre otros, de la carne de jabalí.
En el texto, que básicamente desarrolla el Decreto para la Venta de Proximidad aprobado en 2017, se aclara que para adquirir tal habilitación se deberá hacer un curso con un mínimo 45 horas lectivas. Con la idea de facilitar que los colegios pudieran impartir estos cursos, ya en febrero de 2019, el CVCV suscribió un convenio -que también da cobertura a otros cursos en el ámbito de salud pública- con la referida conselleria.
En esta orden, efectivamente, se fijan las funciones de los veterinarios habilitados en los locales autorizados de inspección de caza. Se concreta cómo se tomarán las muestras y se realizarán, en su caso, los análisis de triquina y cómo documentar y comunicar los resultados de tales inspecciones.
El curso, además, servirá para introducir en la normativa básica en materia de higiene y seguridad alimentaria, en los procedimientos de inspección, en las zoonosis y patologías de animales de caza.
¿Por qué el método de digestión?
La Federación de Caza de la CV atribuye “la llamativa bajada en el número de analíticas” (de triquina) a los jabalíes abatidos a que éstas se tienen que realizar por el método de digestión que “apenas cuenta con profesionales prepa-rados ni instrumental necesario para llevarla a cabo”. Es más, parece sugerir en su carta que tal cosa sucede desde que el ICOVV comunicó en 2015 el necesario cambio en el sistema de análisis. Pero, ¿por qué se obligó a realizar las pruebas de las piezas de jabalí por el método de digestión?.
Hasta 2015, en España se autorizaba el uso del triquinoscopio, que se sabía es me-nos sensible que el método de digestión. Para permitir su empleo se tuvo en cuenta las especies de triquina descritas en nuestro país. La situación cambió cuando en 2014 se detectó en Cataluña una de las tres especies que no encapsula, T. pseudospiralis (T14), lo que obligó a cambiar de método. En 2017 se con-firmó otro caso en Aragón.
- Ver Orden 3/2019
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org