Hace un año por estas fechas no había conversación en la que no se colara la gripe A. La alerta había saltado en abril tras los primeros casos detectados en México, pero fue en septiembre, con el inicio del curso escolar y la llegada del otoño, cuando las administraciones españolas lanzaron las campañas de prevención sobre la llegada del virus H1N1 y se activaron todos los planes que llevaban meses diseñándose. Para la Consejería de Salud, la factura ascendió a 3,88 millones de euros, a los que hay que sumar otros 13 millones de gasto en antivirales (Oseltamivir), si bien estos se desembolsaron a finales de 2006, coincidiendo con la alerta por la llamada gripe aviar. Andalucía se hizo entonces con 1.695.000 tratamientos que, finalmente, sirvieron para tratar a los afectados por H1N1.
Al comparar las cifras de la gripe A con la de la gripe común de otras temporadas se extrae una conclusión: la del virus H1N1 tuvo una incidencia similar a la de otros años, pero salió mucho más cara. En lo que duró la alerta se registraron 252.000 casos, el 3% de la población andaluza. Aunque el año anterior la incidencia de la gripe común apenas llegó al 1% de los ciudadanos, la de la gripe A es parecida e incluso menor a la de inviernos anteriores.
Los casos que requirieron hospitalización (2.261) y la tasa de mortalidad del H1N1 (0,03%) no pueden compararse con otros años porque nunca se habían contabilizado las hospitalizaciones y las muertes por gripe, pero los expertos aseguran que las cifras en ambos parámetros son también "bastante bajas".
Un año después es evidente que la alarma sobre la gripe se sobredimensionó, pero, en su momento, las administraciones prefirieron pasarse que quedarse cortas. "Hoy es fácil ver que no era para tanto, pero entonces no podíamos ignorar lo que alertaba la Organización Mundial de la Salud", afirma Soledad Ruiz, secretaria general de Salud Pública y Participación de la Junta. "Quizá el fallo que cometieron las máximas autoridades fue no adaptar los escenarios en septiembre u octubre, cuando se sabía que en el Cono Sur el virus no había sido tan letal como se temía".
El pánico había que mitigarlo con una campaña informativa. Se difundió en septiembre y se repitió en el puente de diciembre. Ascendió a 613.815 euros, un gasto extra que no se prevé para la gripe común de este año y que tampoco se había hecho en temporadas anteriores.
El exceso de celo guió también la compra en cantidades que ahora parecen desmedidas de batas y mascarillas para los enfermos, sus familias y los profesionales sanitarios. Su adquisición se licitó por un máximo de casi 20 millones, aunque el importe final se redujo a 1,55 millones de euros: 1,2 para 32 millones de mascarillas desechables y 326.992 euros para 1,5 millones de batas.
El temor a que los ciudadanos, ante el menor síntoma, colapsaran las urgencias de los hospitales llevó también a activar dos medidas que supusieron un coste extra. La primera fue el plan de alta frecuentación, que se activa todos los años pero el pasado se reforzó con la contratación eventual de personal para el Servicio Andaluz de Salud, nuevas líneas telefónicas y horas extraordinarias de teleoperadores de los centros de coordinación de urgencias. En total, Salud cifra en 1,16 millones el coste añadido del plan de alta frecuentación. También se reforzó el servicio Salud Responde para crear nuevos puestos de teleoperadores y líneas de teléfono y contratar a enfermeras que pudieran prescribir recetas. La inversión ascendió a 547.634 de euros, si bien es uno de los gastos a los que, según Salud, más rentabilidad se sacó. Entre septiembre y diciembre de 2009 este servicio tramitó casi 80.000 solicitudes de información sobre la gripe A y 77.496 citas para vacunación en los centros de salud. "Fue un gran alivio. Evitó que muchas personas tuvieran que ir a urgencias y facilitó la información que el usuario necesitaba para tranquilizarse", señala la secretaria de Salud Pública.
Al margen queda el gasto en vacunas, que corrió a cargo del Ministerio de Sanidad con el compromiso de que luego se le cobraría a las autonomías. A Andalucía se le adjudicaron 1.387.400 dosis, valoradas en 9.711.800 euros (siete euros cada vacuna). Al final sólo se pusieron 277.350 dosis o lo que es lo mismo: sobraron 1,11 millones de vacunas (valoradas en más de 7,7 millones de euros) que Salud ya ha reenviado a Madrid para que sean destruidas. "El tema de las vacunas es de los que me ha dejado un sabor más agridulce", admite Ruiz. "Se compraron muchas, pero es que, además, ni el 20% de la población de riesgo se vacunó. Con la gripe común, se vacuna siempre entre el 70% y el 75% de la población de riesgo", señala la secretaria de Salud Pública. "Se creó una especie de desconfianza, pero era una vacuna segura y muy efectiva. Si se hubiera vacunado todo el mundo que debía habría habido muchos menos casos de gripe".
Aunque la factura resultó cara, la responsable de Salud Pública asegura que la campaña de la gripe A dejó lecciones positivas, como la "tranquilidad" de saber que el sistema sanitario está preparado para responder ante una gran alerta sanitaria o que ante un problema de salud colectivo hay que trabajar de forma coordinada entre todas las administraciones y con el respaldo del colectivo científico. "El año pasado se hizo y se hizo bien. Aquello fue un rodaje positivo para todos".
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