En noviembre, el Colegio de Alicante (Icoval) difundió un dictamen técnico en el que se advertía de las “serias limitaciones” y el “alto coste” del servicio que algunos municipios esparcidos por toda España están contratando para identificar a los propietarios que no recogen las heces de sus perros a través del ADN del animal. La amplia cobertura dada por los medios a tal informe hizo reabrir el debate -que ya se dió en 2016 cuando el Colegio de Madrid cuestionó también este sistema en parecido sentido a ahora Icoval-. En algunos casos, los ayuntamientos que defienden esta vía de actuación han vuelto a reiterar que, más allá de la posibilidad de multar a los vecinos por los excrementos, la huella genética también sirve para crear un censo municipal con el que mejorar “la protección animal”. Y de nuevo, el presidente de Icoval, Gonzalo Moreno del Val, reiteró públicamente que incluso tal utilidad -la de permitir la identificación a los canes- es también poco fiable.
Fue el caso del concejal de Medio Ambiente de Málaga, Luis Medina-Montoya, quien matizó a un programa de RNE que el “principal motivo” para que este consistorio apostase hace algo más de un año por la huella genética “no era sancionar a los propietarios, sino encontrar un sistema de identificación indubitado que supere los problemas que tiene el microchip”. En esta misma línea, el concejal de Sanidad de Nules, Antoni Romero -que recientemente ha anunciado que su municipio apuesta también por tal método- aclaró que, entre sus “verdaderas intenciones”, está contar “con una herramienta fiable para proteger a los animales, ya que el censo permitirá localizarlos en caso de pérdida, maltrato o abandono”.
“No mejora la protección animal”
Frente a tales pronunciamientos, Moreno del Val intervino en el citado programa y suscribió un artículo de opinión en un portal especializado. En ambos casos, el responsable colegial reiteró las dificultades que la literatura científica atribuye a tales pruebas por PCR del ADN de las heces que, según el dictamen, estima que no permitirían identificar al animal y a su dueño en más del 60% de los casos. Acto seguido, tajante, el también experto en Bienestar Animal del CSIC replicó: “Estos sistemas tampoco mejoran la protección animal”. “Según diversos artículos científicos y los estudios sobre abandono de la Fundación Affinity, el microchip supone una de las principales herramientas en la lucha contra el abandono animal y permite triplicar las posibilidades de localizar e identificar al dueño del animal que se ha extraviado”, explicó Moreno.
Y más allá de tal cosa, sistemas como el del RIVIA -razona el presidente de Icoval- permiten una lectura inmediata por cualquier persona, fácil, gratuita y “sin necesidad de esperar días a las complejas técnicas moleculares, que tampoco son concluyentes en muchos casos”.
- Escucha la entrevista en RNE /13-11-18
- Art animalshealth.es/ 4-1-2018
Puede dirigir sus consultas al Colegio de Veterinarios de Alicante enviando un mensaje a la siguiente dirección: secretaria@icoval.org