A petición de la Comisión Europea, y como continuación a la anterior opinión de sobre mercurio y metilmercurio en alimentos, el Panel de Expertos de Productos Dietéticos, Nutrición y Alergias (NDA) de EFSA ha publicado el 14 de julio de 2014 una opinión científica sobre los beneficios para la salud del consumo de pescados y mariscos en relación con los riesgos de salud asociados con la exposición al metilmercurio.
La evaluación incluye los efectos del consumo de pescados y mariscos durante el embarazo sobre el desarrollo neurológico de los niños, y los efectos del consumo de pescados y mariscos en el riesgo de enfermedad cardiovascular en adultos.
Las conclusiones de la opinión han sido las siguientes:
a) Los pescados y los mariscos son una fuente de energía y proteínas de alto valor biológico, y contribuyen a la ingesta de nutrientes esenciales como el yodo, el selenio, el calcio y las vitaminas A y D, que tienen beneficios para la salud bien establecidos. También proporcionan ácidos grasos poliinsaturados de cadena larga omega-3, el cual es un componente de los patrones dietéticos asociados con la buena salud. La mayoría de las Directrices Dietéticas europeas ​​recomiendan (un mínimo de) dos porciones de pescado por semana para niños mayores, adolescentes y adultos con el objetivo de garantizar el aporte de nutrientes esenciales, especialmente los omega-3, pero también la vitamina D, el yodo y el selenio. Las recomendaciones para los niños y las mujeres embarazadas se refieren al tipo de pescado y se basan también en criterios toxicológicos (presencia de contaminantes). Los datos disponibles indican que hay una gran variación en la cantidad de pescado y otros productos del mar consumidos en los países europeos y en los distintos grupos de edad, así como en el tipo y especie de pescado y marisco consumida. Aunque los datos de las encuestas europeas son difíciles de comparar, se ha visto que el tipo de pescados o mariscos consumidos se desconoce en algunos países, y que en caso de los niños los datos son particularmente escasos. En la mayoría de los países europeos considerados, la ingesta de pescado y marisco habitual proporciona las cantidades recomendadas de ácidos grasos omega-3 y contribuye, además, a las necesidades de otros nutrientes esenciales como la vitamina D, el yodo o el selenio, en algunos países.
b) El consumo de alrededor de 1-2 porciones de pescado/marisco por semana y hasta 3-4 porciones por semana durante el embarazo se ha asociado con mejores resultados funcionales del neurodesarrollo en los niños en comparación con la ausencia de consumo. Estas cantidades también se han asociado con un menor riesgo de mortalidad por enfermedad cardiaca coronaria (CHD) en adultos y son compatibles con las ingestas y las recomendaciones actuales en la mayoría de los países europeos considerados. Estas asociaciones se refieren al pescado/marisco per se e incluye efectos beneficiosos y adversos de los nutrientes y no nutrientes (es decir, incluidos los contaminantes como el metilmercurio). Con consumos más elevados no se esperan beneficios adicionales sobre los resultados del desarrollo neurológico ni ningún beneficio sobre el riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria.
c) Los beneficios para la salud observados por el consumo de pescado durante el embarazo dependen de la situación materna respecto a los nutrientes que tienen un papel establecido en el desarrollo del sistema nervioso central del feto (por ejemplo, ácido docosahexaenoico (DHA) y el yodo) y de la contribución del pescado/marisco (en relación a otras fuentes dietéticas) para cumplir los requisitos de tales nutrientes durante el embarazo. Cuando los requerimientos maternos de estos nutrientes están cubiertos, no se espera ningún efecto en los resultados funcionales del desarrollo neurológico de los niños. Los beneficios para la salud del consumo de pescado y marisco en la reducción del riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria son debidos probablemente al contenido de ácidos grasos omega-3.
d) Se ha llevado a cabo un análisis cuantitativo de los beneficios del consumo de pescados y mariscos durante el embarazo y su relación con los resultados del desarrollo neurológico de los niños, y del consumo de pescados y mariscos en la edad adulta y su relación con el riesgo de mortalidad por enfermedad coronaria, pero en general se ven obstaculizados por la heterogeneidad de los estudios que han investigado este tipo de relaciones. Estos estudios difieren en las herramientas utilizadas para estimar el consumo de pescados y mariscos, en los instrumentos utilizados para medir (o determinar) los resultados de interés, y en el ajuste de las variables de confusión.
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