Se llaman orugas procesionarias del pino y es muy probable que alguna vez se las haya encontrado moviéndose por el suelo de un pinar en un camino en cabalgatas de decenas de ejemplares. Ese espectáculo natural no sólo llama la atención de los humanos; también de los perros. Los más curiosos pueden perder la vida en el intento de saber a qué saben los graciosos gusanos.
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