El vecino que tiró al animal desde la iglesia tendrá que pagar una multa de 2.001 euros, ya que se trata de una infracción «muy grave» dentro de la normativa andaluza. Sin embargo, esta sanción es la mínima, pues la multa puede alcanzar los 30.000 euros, y la asociación animalista no está satisfecha con el importe, pues considera que no evitará que el «festejo» se repita el próximo año.
Según cuenta a LA RAZÓN Luis Gilpérez, representante legal de Anpba, en el ayuntamiento de Cazalilla decidieron que cada año se haría una recolecta para pagar la multa que impusiera la Junta.
Gilpérez reconoce que no es un delito tipificado en el Código Penal , pues no llega a ser tan violento, por lo que se queda en una denuncia administrativa. La fiesta de la pava, que se celebra el día de su patrón, San Blas, consiste en lanzar a este animal desde el campanario de la parroquia de Cazalilla para que algún vecino del pueblo la coja en el aire.
A dos euros por cabeza
De este modo, acordaron que cada año fuese un joven distinto el que tirara a la pava para que no sea reincidente. «Lo denunciamos cada año, pero la sanción siempre se corresponde con la cantidad mínima, nunca asciende», explica Gilpérez, que lleva seis años denunciando por la vía administrativa esta «fiesta». «Se ha oficializado y cada vez todo el proceso, desde la denuncia a la multa, es más rápido. En el pueblo tocan a unos dos euros por cabeza, pues ya saben de antemano que serán sancionados».
La agrupación ha denunciado esta fiesta en sucesivas ocasiones desde el año 89. No fue hasta 2003 cuando un veterinario de la Junta de Andalucía, tras diversas visualizaciones del lanzamiento de la pava desde la torre, certificó que se trataba de una infracción. Y en 2004 llegó la primera sanción al que arroja al animal. Para Anpba, y a la vista de la reincidencia, la cantidad no es suficiente. «Están tomando el pelo a Agricultura», reconoce el representante legal de la asociación. «Si la multa fuera de 30.000 euros, seguramente el que lanza al animal se lo pensaba dos veces. Incluso los propios asistentes al festejo: si en lugar de dos euros tuvieran que pagar 200 esta fiesta desaparecería, al igual que desapareció la de la cabra», afirma Gilpérez, quien no tiene ninguna duda de que se volverá a celebrar dicha «fiesta».
Fuente: Esther S. Sieteiglesias, para larazon.es
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