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A la Federación Española de Industrias de la Alimentación y Bebidas (FIAB) no le ha sentado nada bien «la deriva que el Ministerio ha tomado» con esta nueva medida. Una propuesta que considera «parcial» y que no resolverá el problema de la obesidad infantil pues «carece de un análisis reposado de la situación». Por si fuera poco, la FIAB cree que no cuenta «con suficiente consenso científico y social». Y se queja además de que Sanidad no ha cumplido «el principio de consulta a las partes interesadas».
Y es que, según explica esta entidad —representa cerca del 90% del volumen de negocio del sector—, lo que quiere hacer el Ministerio «se desmarca del espíritu de la Estrategia NAOS (para la Nutrición, Actividad Física, Obesidad y Salud)». Y se aleja de lo que hasta ahora se había entendido como el principio seguido por todos: y es que «los alimentos en sí mismos no son buenos o malos, sino que lo importante es una dieta equilibrada y actividad física regular».
En virtud de esa máxima, las empresas del sector llevan cinco años rigiéndose por acuerdos de autorregulación y buenas prácticas con el fin de reducir la presencia de los productos de elevado valor energético en los centros educativos. Esta iniciativa ha obtenido buenos resultados, ya que apenas se venden refrescos en los colegios, aunque no ha sido tan efectiva con otros productos con una excesiva carga calórica.
Fuente: abc.es
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