Un estudio de un neurólogo americano demuestra que los canes sienten emociones comparables a las de un niño humano.
"Sólo le falta hablar". No pocas veces surge esta frase cuando alguien observa la forma de mirar de un perro, su atenta reacción ante cualquier palabra que le dirigimos o sus gemidos de angustia, alegría o nervios cuando nos vamos, volvemos o está deseando salir a hacer sus ’cosas diarias’. Y cada expresión, con un tono o un sentido. "Como si fuera una persona", defienden los que más los aman.
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